domingo, 24 de noviembre de 2024

Para Santa Cecilia los ciento uno

 





El señor Cayo, el recordado personaje de Miguel Delibes, nos enseñó a decir nuestra edad a la manera castellana y campesina, de cuando el santoral marcaba los días: "para San Juan Capistrano los ochenta y tres". 

Mi madre "para Santa Cecilia los ciento uno". Ella no lo expresó nunca así, pero antes siempre dejaba abierta la posibilidad de no llegar a su cumpleaños: "si llego". Ahora creo que ya se ha perdido con la cifra. El año pasado ya empezó a quitarse años. 

Y llegó a los ciento uno y disfrutó de que le hiciéramos un poco de fiesta. Y nos habló del ángel Clavel, el suyo, el que no figura en ningún santoral: "Es muy bueno y me va a ayudar".  Porque mi madre dice, a veces, que tiene miedo. "¿A qué tienes miedo mamá?" le pregunto y ella contesta: "a todo".

Y se abanica y no es por el calor. 

Y sonríe y se le avivan los ojillos con mi sobrina Paola, que le pregunta cosas de su ángel.

Ya he contado, en otras ocasiones, que mi madre se queja a su Santa Cecilia, nunca se le dio bien la música y las pasó canutas cuando, para su Magisterio de posguerra, tuvo que aprender la clave de fa. Eso y los bolillos, lo peor. 

Ya veis, ciento uno. Felicidades, mamá.

María Ángeles Merino


miércoles, 20 de noviembre de 2024

Me miro las manos






Ayer, completé mi paseo de la tarde en la exposición temporal del Museo de la Evolución: "Las manos mágicas". 

Sí, tan complejas y como si hicieran magia, "nuestro cerebro sabe muy bien lo que hacen nuestras manos", como dijo aquella maestra de maestros, la doctora italiana María Montessori. Y desarrolló un método educativo que ponía a los niños a manejar sus manos, algo extraño en la primera mitad del siglo XX. Ahora las escuelas de todo el mundo beben de las ideas de la gran María. 

Nuestras manos y la de muchos animales parten del mismo esquema; pero las nuestras llegan más lejos, desde las lascas y bifaces, que en la exposición podemos también observar. Sí, también el sangriento canibalismo, todo hay que contarlo. 

Sonaba un piano, me detuve más en algunas vitrinas, la mano humana es una obra maestra de la Evolución, de la Naturaleza o de Dios para los creyentes.

De la gran complejidad de la mano se viaja a la grandísima del cerebro, esa será otra historia, en otra exposición, anuncian 

Una mano gigante me señalaba duplicada entre espejos. Miro las mías. Carpo, metacarpo y falanges, qué cantidad de huesos y huesecillos. Hay que cuidarlas, son nuestro instrumento de precisión más  delicado. Y el brazo tira de ellas, como los hilos de una marioneta. 

El atardecer había dado paso a los rosas y morados en el cielo, a la vista desde el MEH, con la Catedral de Burgos; la que suelo atrapar con el móvil, nunca igual, siempre hermosa. 

Ya ve, Sor Austringiliana, nos miramos las manos, tan hábiles, tan capaces . Las de algunos más, como los pianistas o los pintores de miniaturas. O las de muchos que trabajan de sol a sol por un mísero sustento.

¿Y las tuyas, María Ángeles?

Escriben y trastean en este aparatejo, ayudan a leer, cuidan, cocinan, limpian, recogen, ponen en marcha electrodomesticos, tienden la ropa, riegan los tiestos, eligen y pagan compras, tiran la basura...

 Durante treinta y ocho años fueron a clase. Y cometieron equivocaciones. Confío en que los aciertos pesen más en mi balanza. 

Las manos aman, también. 


María Ángeles Merino


lunes, 18 de noviembre de 2024

Una ciudad debajo de otra

 


La ciudad vieja vive ahí debajo y, en ocasiones, asoma la nariz. Había nueve o diez Troyas, dicen, y no sé cuántas Burgos viven bajo nuestros pies. 

En la Plaza Alonso Martínez, la de Capitanía para entendernos, iban a soterrar unos contenedores de basura y ha aflorado una casa anterior al XIX, aseguran los entendidos.

¿Cómo sería esta edificacion, tan cerquita de la muralla y de la esgueva? El palacio de los Cartagena, el de las Cuatro Torres y la Casa de la Moneda andaban por ahí. Pongo en marcha la imaginación, no sé, es un trabajo el de arqueólogo que debemos valorar, para no olvidar lo que fuimos.

¿Qué harán con esto? Si hacen algo. Tal vez algo parecido a lo que hicieron al lado de la Catedral, junto a Pellejería. Registrado y tapado.

¡Cómo contrasta el verde del cableado con la vieja piedra!

Ya ve, Sor Austringiliana, las piedras quieren hablar. Abre la muralla. 

Al fondo la muralla de Burgos vista desde dentro.

María Ángeles Merino

domingo, 17 de noviembre de 2024

Coloretes con calcetin. Y Cervantes.

 


El de Júpiter ya perdió sus flores y las vecinas begonias le prestan el colorete, gracias tías. 

Alguien no sabía qué hacer con un calcetín abandonado y lo colgó, metamorfoseado en bicho negro trepador. 

El busto de Cervantes me saluda, ya son años, amiga paseante, algún sabio malandrín metamorfoseó tu calcetín, huy, rimas no, que el cielo no me dio la gracia. 

Hojas secas, muchas, para desesperación de barrenderos y regocijo de críos. 

El cartelito sigue contando que por aquí debajo corría el agua, con un ojo puesto en los vandalizadores con rotulador. 

Pasó noviembre por la mitad. 

A ver qué escribo con la foto "estilizada', cosas de domingo por la mañana, después del desayuno y liar croquetas.

Ya ve, Sor Austringiliana, coloretes con calcetín.  Y Cervantes. .

María Ángeles Merino


Escuchamos la mañana de Grieg. 


sábado, 16 de noviembre de 2024

Pisar hojas mientras el tiempo pasa.



 "As time goes by". 'Mientras el tiempo pasa" señala la canción que Sam no debía tocar. Y la tocó. Y el protagonista de "Casablanca" agarra el enfado más famoso de la historia del cine. 

'Siempre nos quedará París" decía la guapa actriz en blanco y negro. 

 Mientras el tiempo pasa, algo nos queda de nuestros "Parises propios", ni en Francia ni con besos; fue nuestro "time", "quisque con su maleta". 

Las hojas se amontonan, recupero al pisarlas a la niña de falda gris o a la adolescente de falda escocesa o vete a saber. 

Cruza alguna ráfaga  del tiempo que se fue, el crujido nos ayuda a tirar del carrete de la memoria desmemoriada, con alguna música melancólica, "As time goes by" puede servir. 

El Paseo de la Audiencia, con un poquito de sol de noviembre y la montonera de hojas. 

Mientras el tiempo pasa.

Ya ve, Sor Austringiliana, pisar hojas y recuerdos. Recordamos a Sam, con su piano,  pisando sin querer los recuerdos de Rick. 


María Ángeles Merino

jueves, 14 de noviembre de 2024

Alemanes en Zaragoza y de Camerún.

 



Ayer, en Círculo Creativo, con el periodista y escritor Sergio del Molino y  su novela "Los alemanes". 

¿Alemanes en Zaragoza? Sí y de Camerún, huyendo de la Gran Guerra, en 1916, y parece ser que con los bolsillos bien llenos, pobre Camerún, bien protegidos por un Alfonso XIII del que poco bueno se puede contar. 

Tras cuatro generaciones y ahí viven unos personajes con su desarraigo a cuestas. No es una novela histórica. 

Es una novela de algo muy habitual, de los que se han de acomodar a vivir fuera de su sitio. A mí me ocurrió, dos veces. ¿Y a vosotros?

Papeles de propaganda nazi, un extraño título de charcutero, Santo Dominguito del Val, rastros de un pasado. Uy, me la apunto. 

No la he leído, tiene buena pinta. Bien presentada por Alberto Marroquín, nos abrió boca.

Ya ve, Sor Austringiliana, alemanes maños y africanos. Desarraigo. 

María Ángeles Merino. 

domingo, 10 de noviembre de 2024

Imágenes similares de otoño. Y ochenta mil millones de neuronas que las atrapan.







 Y ya está aquí el otoño más otoño, para disfrutarlo una mañana soleada, como la de ayer. Y para que la máquina diga que acumulo imágenes similares. Similares, puede ser. Iguales nunca, apreciado algoritmo. Llevamos unos diítas como para meter la cabeza bajo el ala.

 La tragedia de la DANA nos recordaba con dolor  nuestra fragilidad ante las fuerzas naturales y la incapacidad para manejarlas. Al mismo tiempo, el ascenso del conocido energúmeno mayor del planeta nos llevaba a dudar de nuestra condición de "Homo sapiens", incluso "Homo sapiens sapiens". Seguro que el menos espabilado de los austrolopitecos conocía por dónde crecía el río con las lluvias y a qué congénere no convenía permitir organizar la búsqueda del alimento. 

 En la conferencia del MEH del viernes, Juan Lerma, un neurocientífico muy pedagógico,  nos daba el dato de ochenta mil millones de neuronas que se conectan a traves de sus neurotransmisores, millones y millones tambien.. ¿Tantas? ¿Tantos?  Y luego se interconectan las de unos con las de otros y pasa lo que pasa. 

Aquí una jubilada, un domingo, a la hora del desayuno, publicando fotos otoñales.

Ya ve, Sor Austringiliána, las neuronas la que lían.

María Ángeles Merino

https://www.youtube.com/live/3oR5GAhRz8E?si=fsgwL4SjFtqpIQh-

lunes, 4 de noviembre de 2024

Jugamos y no aprendemos



El sábado, miraba ensimismada el agua de la fuente, frente al Malatos. Jugaba con la luz y los colores de una mañana de otoño. ¡Con la que ha caído, María Ángeles! ¡Agua!

Ayer, leía al escritor Manuel Vicent, tan valenciano: 

"La tierra que te da de comer con sus frutos, puede aplastarte con un terremoto; el aire con esa   brisa tan agradable puede convertirse en un huracán devastador; el fuego que arde en la chimenea es capaz de incendiar los bosques y el agua que bebes puede llevarse por delante tu vida con todos tus enseres. Los científicos habían advertido ...sin duda algunos políticos no han estado a la altura de este cataclismo, pero si algún miserable trata de sacar partido de esta desgracia echando la culpa al adversario será como uno más   que aprovecha el caos para realizar un pillaje en un supermercado...es el momento de la solidaridad y el arrojo ante el infortunio. Con muchas lagrimas los muertos serán enterrados...seguiremos jugando a desafiar a la naturaleza, como siempre, sin haber aprendido nada."

("Valencia en el corazón", domingo 3 de noviembre de 2024, El País)

No aprendemos, nunca aprendemos, Manuel Vicent. El agua sigue su camino.

Ya ve, Sor Austringiliana, palabras de valenciano.

Valencia, en el corazón de todos. 

María Ángeles Merino



domingo, 3 de noviembre de 2024

Pensamientos y soledades

En la orilla del río Vena, han plantado pensamientos de tres colores. Me acerco y pienso en pensamientos, entro en el "mí mismo" en el que no entra nadie, soledades a las que voy y vengo. No puedo venir más lejos, como escribía Lope en un poema del que recuerdo algunos versos. Lo busco en el móvil, el móvil lo guarda todo, en sus canalículos. 

 Y leo a Lope. Y recuerdo a una madre de familia, basilisca, indignada porque su hijo había de leer a sus tiernos seis años un poema que "por lo menos" tenía cien años. 

No señora, tiene más de  cuatrocientos. Era 2007, paciencia. 

El pensamiento viaja lejos, en el tiempo también. Todo empezó por unas florecillas. 

Y, en el móvil, Ara Malikian, tocaba "Pisando flores", con su violín. 

Leemos a Lope: 

"A mis soledades voy,

de mis soledades vengo;

porque para andar conmigo

me bastan mis pensamientos.


¡No sé qué tiene la aldea

donde vivo y donde muero,

que con venir de mí mismo

no puedo venir más lejos!"

...

(Felix Lópe de Vega y Carpio, de dominio público pues hace más de cien años que murió).

Ya ve, Sor Austringiliana, pensamientos y soledades.

María Ángeles Merino



jueves, 31 de octubre de 2024

Sólo dinero, dinero solo.

 



Paso por delante y leo el  mensaje espontáneo, con rotulador, sobre el cristal sucio de una  cafetería largamente abandonada y recordada:  "Pobres, solo tenéis dinero". 

Los plátanos del Paseo del Espolón se miran al espejo, agitan sus ramas. Por ahí viene el peluquero, digo el jardinero, con sus tijeras. Parece que asienten.

Hace unos cuantos siglos, un cura importante del pueblo de Hita dejó escrito aquello de : "Mucho hace el dinero, mucho es de amar, al torpe hace bueno y hombre de prestar, hace correr al cojo y al mudo hace hablar ...". Y era un libro que hablaba de "Buen Amor". Lo conocemos cantado por Paco Ibáñez. O por los ecos de lo estudiado. Incluso en EGB.

Ya ve, Sor Austringiliana, sólo dinero, dinero solo. Como veis, soy fiel a la Ortografía de la RAE anterior a la de 2008. 

María Ángeles Merino




lunes, 28 de octubre de 2024

"Pájaro del agua..."

Llovía y los pajaros, en la terraza del Espolón, rebañaban platos y tazas, les habían dejado solos, era su oportunidad.

A la vuelta, les oía cantar a la lluvia, o a su buche lleno, qué sé yo.

 Enredo en el móvil, busco pájaros con lluvia y encuentro al "pájaro del agua", de Juan Ramón Jiménez. No se si al poeta le hubiera gustado ver sus versos convocados así, dócilmente abiertos, mediante un aparatejo que no gasta papel, libro, ni tinta. 

No lo podemos saber. 

Leo y siento  la "gloria mojada", las "nubes cargadas de lágrima", las "gotas de plata", el "pajaro del agua" "corazón con alas"... 

Vamos con el poeta, aunque ya no esté:  

Pájaro del agua
¿qué cantas, qué encantas?

A la tarde nueva
das una nostalgia
de eternidad fresca,
de gloria mojada.
El sol se desnuda
sobre tu cantata.

¡Pájaro del agua!

Desde los rosales
de mi jardín llama
a esas nubes bellas,
cargadas de lágrima.
Quisiera en las rosas
ver gotas de plata.

¡Pájaro del agua!

Mi canto también
es canto de agua.
En mi primavera,
la nube gris baja
hasta los rosales
de mis esperanzas.

¡Pájaro del agua!

Amo el son errante
y azul que desgranas
en las hojas verdes,
en la fuente blanca.
¡No te vayas tú,
corazón con alas!

Pájaro del agua
¿qué encantas, qué cantas?

Juan Ramón Jiménez

Ya ve, Sor Austringiliana: "¿qué encantas, qué cantas?"

Los del Espolón cantaban y encantaban.

María Ángeles Merino

https://www.poemas-del-alma.com/juan-ramon-jimenez-el-pajaro-del-agua.htm

domingo, 27 de octubre de 2024

Vuelan hojas y tildes

 


A los niños, un escaparate les ofrece juguetes "galacticos" que no galácticos. Es otoño, caen las hojas y , al parecer, las tildes también. Vuelan. Y yo las atrapo, es un pasatiempo como otro cualquiera, sobrina mía. El que tuvo retuvo y ...

Ya ve, Sor Austringiliana, "guardó para la vejez". 

¿Vejez? 

María Ángeles Merino

sábado, 26 de octubre de 2024

La luz de los sentimientos



 Atrapa el sol de la tarde y la paleta de los colores de octubre, ahí, sobre los árboles y la torre de la Merced. Así se lo pedí a mi sobrina, mientras dábamos un paseo, al final del Espolón, a ella le salen más bonitas las fotos del móvil. Amarillos, verdes, naranjas, algún marrón resiliente, la luz, nunca es como la de verdad, pero aquí queda el momento.

 Recuerdo cuando nos reíamos de los japoneses, cámara en mano siempre. Ahora somos todos japoneses, en un vano intento de copiar lo que no se deja copiar y hace bien.Tal vez lo de la caverna de Platón sea esto. Sombras. La estatua del Corazón de Jesús espera a algún ave cansada y desorientada.

Ya ve, Sor Austringiliana, la luz de los sentimientos.

María Ángeles Merino

miércoles, 23 de octubre de 2024

La conciencia contada

 

 Viene de "La arañita campeña", mi otro blog.

¿Ensayo dialogado? ¿Novela dialogada? ¿Libro didáctico? A saber, lo de los géneros literarios es resbaloso.

Tres libros, la vida, la muerte y ahora : "La conciencia contada por un sapiens a un neandertal".

Juan Luis Arsuaga y Juan José Millás en su peculiar conversación, durante pequeñas excursiones científicas que marca el primero, el Sapiens, el sabio, el que no se apea del materialismo; mientras el Neandertal, el hombre de letras, se agarra al clavo ardiendo de un puntito de espiritualismo y se gana las broncas, pobre Juanjo con su "pensamiento mágico" y su tozudez. 

Dos personas reales reales, al paleoantropólogo lo he visto multitud de veces aquí cerca, pero devienen en personajes. Ni siquiera son amigos, dicen, se citan en el portal y nunca han estado ni en casa de uno ni en casa de otro. Un poco de don Quijote y Sancho, un poco de Sherlock Holmes y Míster Watson. Elemental, mi querido Millás. Son ellos mismos, con el punto hiperbólico que da la literatura. Aunque hay quien asegura que Arsuaga es igualito igualito. Pronto van a presentar el libro en el MEH, a ver si conozco a Millás, que asistirá con gafas polarizadas y sin ropa de Decathlon. 

Escribo, de forma desordenada, las preguntas que se me han quedado aquí, en mi corteza cerebral y no sé cuánto tiempo perdurarán. 

¿Es lo mismo el cerebro que la mente? ¿Dónde vive nuestra conciencia? ¿ Dónde el recuerdo? ¿Cuando aparece el "yo"? ¿Cuál fue nuestro primer recuerdo? ¿Cómo fue la muerte de Ratoncito Pérez vivida por el niño Juanjo? ¿Qué está viviendo el nietecito de Arsuaga ante el espejo?  ¿Se puede comparar nuestro cerebro a un ordenador? ¿Cuál sería el hardware y el software? ¿Cada neurona sería un ordenador con sus propias reglas? ¡Anda lío! ¿Millones de ordenadores en una caja cerrada y aislada? ¿Cómo se conectan las neuronas? ¿Cuál fue el gran descubrimiento del gran Ramón y Cajal?  ¿Por qué el sentido del olfato es puro cerebro y los demás no? ¿Lo de la magdalena de Proust es todo un experimento neurocientífico?  ¿Conocemos solo a 150 personas, las que nos corresponden por el tamaño de nuestro cerebro? ¿Por qué son importantes los símbolos? ¿ Nos permiten ampliar nuestras relaciones interpersonales mucho más allá de los 150? ¿Cómo es la conciencia compartida de las abejas y los insectos sociales? ¿Y Dios? ¿Dónde está Dios? ¿En la Catedral de Burgos? ¿En una cantata de Bach? ¿ En la luz? ¿ En nuestra mente? 

Un libro que os recomiendo. Un viaje que comienza con la famosa magdalena de Proust y termina en el cimborrio de la Catedral de Burgos, en todo lo alto. El organista tocaba: "Jesús, la alegría de los hombres".

Más preguntas que respuestas, un científico que sabe decir: " no lo sé". Así debe ser.

"Y el suelo se fue abrigando con hojas, se fue vistiendo de otoño" cantaba Serrat. Un sentimiento  ahí dentro, en la caja misteriosa, mientras piso hojas y hago ejercicio de mi memoria. ¿ Por qué hay cosas que se recuerdan mientras otras se olvidan? 

Ya veis, la conciencia.


María Ángeles Merino

Escuchamos la citada cantata de Bach, "Jesús, la alegría de los hombres", la música más creyente que conozco. 


https://www.youtube.com/live/GLGEsrhPEmc?si=xLUrcMMP9DcmmhoC

domingo, 20 de octubre de 2024

De acebos de verdad y de hartazgos.







Los acebos asoman al Paseo de la Isla, lucen los botones rojos y las hojas pinchonas, tan perfectas en su arquitectura, tan remedadas por el burdo plástico y el "brillo brilli". 

Los mostradores de los supermercados ya se aburren de tanto rojo y dorado, del turrón y el chocolate, a la espera de hartazgos. "Todo hartazgo es malo, pero el navideño, malísimo", parafraseo al doctor Pedro Recio de Tirteafuera cervantino. Aquí ni perdices, ni latín. Algún Sancho Panza sí.


 Recordáis del Quijote, en el capítulo 2,47: 

"Desa manera, aquel plato de perdices que están allí asadas y, a mi parecer, bien sazonadas no me harán algún daño.

A lo que el médico respondió:

—Esas no comerá el señor gobernador en tanto que yo tuviere vida.

—Pues ¿por qué? —dijo Sancho.

Y el médico respondió:

—Porque nuestro maestro Hipócrates, norte y luz de la medicina, en un aforismo suyo dice: «Omnis saturatio mala, perdicis autem pessima». Quiere decir: ‘Toda hartazga es mala, pero la de las perdices malísima’."

Que todavía estamos en octubre, otoño es lo que toca. Y pisar hojas, con las ramas que desgajó el viento. Ya no me acuerdo qué nombre le pusieron. Al viento quiero decir.

Ya ve, Sor Austringiliana, acebos de verdad y hartazgos navideños por venir. 

No, no soy amiga del "Grinch" antinavideño, ése es un amargado. 


María Ángeles Merino

Como música de fondo, October de U2.


miércoles, 16 de octubre de 2024

Frente a la Escalera Dorada y en Pellejería, un obispo que tomó decisiones.



El pasado jueves, daba fe de dónde me encontraba y escribía:

"Ahora frente a la imponente y bellísima Escalera Dorada de la Catedral de Burgos, con la profesora Adelaida Sagarra que nos hablará del obispo Juan Rodríguez de Fonseca "El hombre de las decisiones americanas". Decisiones que cambiaron el mundo estuvieron en sus manos."

La exposición de la profesora fue impecable , como nos tiene acostumbrados, en su línea de combatir leyendas negras. Nos acercó a una figura clave, poco conocida  de nuestra Historia, desapercibida, incluso delante de la  puerta de Pellejería que él mandó construir ahí, a un lado de donde estamos. Desde Fernan González la podéis contemplar, pues la verja suele estar cerrada. Alli tenéis a  sus santos patronos, en el episodio de su martirio: los dos Juanes, el Bautista decapitado y el Evangelista al fuego en la olla. Y, en el arco superior, la Gloria con mayúscula: el obispo postrado ante la Virgen y tres ángeles músicos.


Una fachada renacentista y plateresca, obra de Francisco de Colonia, que en 1515 todavía bebía del último gótico, para mayor  gloria de Juan Rodríguez de Fonseca: arzobispo y obispo en varias sedes, humanista, político de confianza de los Reyes Católicos, diplomático, financiero, organizador de la política de Indias y de expediciones de la magnitud de la Ruta Especiera que dio en Primera Vuelta al Mundo, la de Magallanes-Elcano, y dos de los viajes de Cristóbal Colón.

La profesora Sagarra nos insinuó que tambien el obispo podía estar presente allí de alguna manera, Tal vez alguien pensó en espíritus, no es mi caso, en una catedral tan unida a sus trabajos, junto a la artística escalera renacentista, obra de Gil de Siloé, que el mismo ordenó levantar para evitar que el pueblo utilizara la Puerta de la Coronería como un atajo desde la parte alta a la parte baja de la ciudad. Sí, y existen actas que hablan de balidos y ruidos de caballerías, suelen contar los guías a los turistas. 

Nacido en Toro, pertenecía a una de las familias más ilustres de la Corona de Castilla, de linaje judío y portugués. Era un hombre preparado e influyente, "un audaz de escritorio" como lo define Adelaida Sagarra.

 Audaz, muy audaz; pero a la vista del obispo con su "papadita", la doble barbilla, no puedo menos de pensar en los marineros que iban en aquellos barcos, hacinados en un cascarón de nuez, enfermos de escorbuto, con hambre, sed y miseria, sin saber dónde estaban, tal vez planeando la caza de una rata. Existen muchas clases de audacia, no menosprecio la de Fonseca.


Al final de la conferencia, un mexicano  manifestó su agradecimiento a la conferenciante por su exposición y su punto de vista respecto al supuesto "perdón" que debería pedir España, no estaba de acuerdo. Adelaida tampoco. 

Al salir, una foto y un vistazo a la estrella del cimborrio, desde el crucero, algo que no siempre es posible. 


Ya ve, Sor Austringiliana, un obispo tomó decisiones que cambiaron el mundo.

 Pero todos los bienes del mundo pasan presto y su memoria. Sí, salvo la fama y la gloria.

 Como fondo a la entrada, escuchamos a Juan del Encina, poeta y músico, tocayo y contemporáneo de nuestro hombre.



María Ángeles Merino

https://www.archiburgos.es/2024/10/08/conferencias-v-centenario-muerte-obispo-rodriguez-fonseca/

viernes, 11 de octubre de 2024

Mercados de antes, vida de antes.

 




Hoy ha sido el último día del Mercado Norte de Burgos, después de 57 años. Enfrente espera el edificio del mercado provisional que empezará su actividad la semana que viene. Y el viejo volará, literalmente, luego el futuro es incierto. 

Ahí queda su recomendación, la mejor: "Come bien". He comprado queso y membrillo y he deseado buena salida y entrada a la quesera y a su hija. Todo lo que llega a su fin nos pone melancólicos, sobre todo a partir de cierta edad. ¿Por qué será? 

Y yo recuerdo un mercado más viejo que este, ahí donde la estatua del toro, era de hierro y algunos puestos daban a la calle. Alrededor, gente del campo con su mercancia en el suelo. Mi tía me llevaba "a La Plaza", cogida de la mano, y todo mi interés se centraba en la caja de cristal de los polluelos amarillos, al calor y a la luz de una bombilla.

Ya ve, Sor Austringiliana, lo que llega a su fin. Mercados de antes, vida de antes. 

Y voy y pongo a "Mocedades", "El vendedor". Cómo estamos, María de los Ángeles. 

"¿Quién quiere vender conmigo la paz de un niño durmiendo, la tarde sobre mi madre y el tiempo en  que estoy queriendo..."

Gracias a todos los comerciantes del Mercado Norte, a los que están y a los que estuvieron.

María Ángeles Merino

http://elblogdesoraustringiliana.blogspot.com/2024/10/mercados-de-antes-vida-de-antes.html



miércoles, 9 de octubre de 2024

Comprad, comprad, benditos.

 


¡Compra! ¡Compra!... Un espontáneo con rotulador lo escribe repetidas veces, como respuesta vehemente al mensaje publicitario de la bolsa gigantesca: "Vive el comercio del Centro". 

El móvil me lleva a una vieja canción de Mecano: "Busco, busco, busco entre los trapos, busco, busco, algo barato ..".

Bueno, soy bastante rancia, de ropa y calzado compro lo justo, poco, y  me agobia la marea de consumidores que descuelga, desdobla y arroja sin miramientos, el que venga detrás que arree.  Y en cuanto lo de comprar en el centro, lo hago cerca de mi casa, que ya es centro, aunque no centro centro, qué pereza, si puedo no voy más lejos. 

Comprendo que el comercio y sus trabajadores tienen que vivir, comprendo también al del rotulador, consumismo o con su mismo...

Ya ve, Sor Austringiliana, después al armario, otro agobio y eso que compro poco. 

María Ángeles Merino