Asoman los botones blancos de primavera.
Un arbolito en la orilla del río, Sor Austringiliana.
Otro rinconcito para María Ángeles Merino, en diálogo con su Sor Austringiliana.
Es inevitable, los colores de otoño que tanto nos gustan se ahogarán en el barro. Salimos ahora y nuestros ojos atrapan un buen dechado que nos ha de durar todo el invierno. Va a ser muy duro.
Fue el otoño del coronavirus, Sor Austringiliana.
La luz del otoño carece de brillos que ciegan, el paisaje es más de verdad. Repasamos el camino andado, El viento trae música de hojas huecas, crujen a nuestros pies. Algunas pilongas se estrellan contra el suelo, cuidado con las cabezas. Ahora toca disfrutar este, a por él.
Fue el otoño del coronavirus, Sor Austringiliana.
María Ángeles Merino