Oía retazos de conversaciones, algunas sombrías: enfermedades y lo caro que está todo. ¿"Vivace"? Tal vez otro "tempo" cuadrara mejor. Un hombre mayor, repartidor de estampitas, ofrecía un discurso integrista. Le sorprendió que una mujer "tranquila", así me calificó, le contestara en sentido contrario.
"Roja", roja era la capa de la mujer que dirigía el pasacalles. Las palabras son buenas y bonitas, se vuelven malas y feas si nos las escupen, con gargajo a veces.
Ya ve, Sor Austringiliana, llegamos a una edad en que nos atribuyen ideologías arcaicas.
María Ángeles Merino recuerda aquella mañana, después han venido las lluviosas, también necesarias. Tiene que llover mucho.
Seguimos con el "vivace".