Una paloma se posa sobre San Nicolás.
Paso por delante de mi viejo instituto y la fachada renacentista me descubre detalles ya olvidados. ¿Quiénes son los barbudos de los medallones? ¿Por qué los dos atlantes tienen cuerpos como de sirena? Me leo toda la pomposa cartela con la genealogía del señor cardenal don Íñigo López de Mendoza. Los angelotes ya se la deben saber de memoria, ya son siglos.
Sigo adelante. La verja del jardín está cubierta de vegetación, asoman unas bayas palidas y anaranjadas. No me permite ver, la adolescente que busco hace mucho que ya no pasa por ahí, mirando el estanque, con pececillos de colores, repasando alguna lección. Tonta, estamos en un sábado de agosto y de lo que cuentas hace tanto tiempo...
Hice una foto al resquicio entre la vegetación. Ya ve, Sor Austringiliana, lo que queda de la chiquilla de la falda gris y la blusa azul. Ahí dentro. Algo puedes preguntarle, todavía, aquí dentro.
María Ángeles Merino
https://burgospedia1.wordpress.com/2018/01/13/instituto-cardenal-lopez-de-mendoza-por-francisco-blanco/
Estudiar en un edificio con historia tiene su aquel. Cuando nuestros modernos institutos sean viejos, ¿qué dirán las generaciones que aprenden en ellas? ¿Qué escribirán en lo que sea que entonces se lleve? ¿Seguiremos escribiendo?
ResponderEliminarTiene su aquel, aunque yo no recuerdo que ningún profesor me explicara el Renacimiento a la vista de la magnífica portada, tan a mano, lo estudiábamos en abstracto. Con los modernos institutos las nuevas generaciones tendrán que acudir a otras fuentes, si algo queda. Espero que seguiremos, seguirán, escribiendo.
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