El domingo, 17 de marzo, el escritor Manuel Vicent se expresaba así en su columna del suplemento dominical de "El País". El título "Tirad de la cadena":
"Al final de cada sesión de control al Gobierno en la que algunos diputados de uno y otro bando sacan lo peor que llevan dentro, como sucede en las letrinas, debería haber un ujier encargado de tirar de la cadena. El espectador echa de menos que suene una cisterna que se lleve hacia la alcantarilla este detritus de odio ibérico que les sale del alma a algunos padres de la patria..."
Sacan lo peor y esto ya huele bastante mal. "Detritus" y "odio ibérico", qué entrada más ajustada la de Vicent, también nos recuerda que no todos los políticos son así y el riesgo que corremos.
Reflexionó sobre lo que he leído, abro el Episodio Nacional 23 de Galdós, "De Oñate a la Granja" u encuentro la respuesta que daban a esto los románticos: batirse en duelo con pistolas, como hizo el célebre Mendizábal con su oponente Istúriz. Leo:
"Para que el romanticismo, ya bien manifiesto en la Guerra civil, se extendiese a todos los órdenes, como un contagio epidémico, hasta los Ministros Presidentes iban al terreno, pistola en mano, con ánimo caballeresco, para castigar los desmanes de la oposición. En los campos del Norte, la cuestión dinástica se sometía al juicio de Dios. Los políticos, ciegos, medio locos ya, no pudiendo entenderse con la palabra que de todas las bocas afluía sin tasa, apelaban a la pólvora..." (De Oñate a la Granja)
https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/de-onate-a-la-granja--0/html/
Unos disparos sin intención de herir y el honor recuperado, así se saldó aquel duelo. En otros, hubo heridos y muertos. En fin, no me parece solución la romántica, que nadie me malinterprete, pero es que ahora...
Aplaudo a Manuel Vicent. Tirar de la cadena, ahora no hay cadena siquiera.
Ya ve, Sor Austringiliana, a ver si los románticos van a ser más civilizados que nosotros.
María Ángeles Merino
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