Aunque llevo jubilada más de seis años, me jubilé con sesenta años y treinta y ocho cursos en mi hoja de servicios, me resisto a incluirme en el grupo de los jubilados, digo cosas como " a estas horas el bar está lleno de jubilados, qué solicitado esta el Diario de Burgos". Tal vez sea porque no conozco ese ocio vacío que se atribuye a los jubilados, ahora soy ama de casa floja y cuidadora de una mamá de cien años. O porque no me da la gana de aceptar mi edad y condición. Pero, poco a poco, voy cogiendo manías como ojear y hojear el diario local con un café, empezando por el final, primero las esquelas.
Mi hermano o mi sobrina, que son los que normalmente me acompañan, se lo toman a guasa y preguntan si han caído muchos.
Bromas aparte, hoy, después del vistazo a los finados, me he ido a la página del tiempo que incluía un refran: "si en marzo oyes tronar ensancha el granero y el pajar". Dicen que no hay refran que no sea verdadero y, si ha de tronar para bien del campo y el cereal , bienvenidas sean las tormentas de marzo. Leo el atinado comentario de Daniel Angulo, nuestro hombre del tiempo local.
Nada que ver con las tormentas políticas que son improductivas y ya estamos hartos. Hojeo y ojeo, en fin, paciencia. "Siempre que ha llovido ha escampado" . Vaya, me ha salido otro refrán.
Voy a comprar el pan y la fruta y luego a la biblioteca, a devolver un libro y coger otro. Alimento para el cerebro, mientras se pueda seguimos aprendiendo.
Ya ve, Sor Austringiliana, café de jubilada.
María Ángeles Merino
Pues se vive bien de jubilada, creo que nos lo merecemos, ya hemos trabajado bastante y ahora pues a programar nuestro tiempo, sin que nadie nos lo programe y está claro que en esto de leer y escribir y por supuesto hablar, pues no lo vamos a dejar, porque nos gusta seguir aprendiendo. La edad, nos puede favorecer en esto último.
ResponderEliminarSeguimos caminando entre periódicos, libros, paseos, desayunos... en fin no quiero poner los dientes largos a los que todavía tienen que cumplir un horario.
Toque sin tocas
Luz
La jubilación tiene dos caras. Toque y besos, Luz.
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