La calle, los tilos y los geranios se dan un baño de luz de atardecer. Una luz rosada que no es la de la cámara del móvil, esa miente como una bellaca.
Ya ve, Sor Austringiliana, quién fuera pintor impresionista para jugar con la luz y el color. La misma catedral, el mismo almiar... Nunca iguales. Ya sabe de quiénes hablo.
María Ángeles Merino
Pintemos las calles.
ResponderEliminarEn esa calle, con ese entorno, debe ser espectacular un atardecer, aunque cómo todo en la vida, no se detiene y pasa.
ResponderEliminarSor Austri, si tiene ganas de pintar, pinte, todo es ponerse.
Toque sin tocas
La sor Pardilla.