Ahora las luces de Navidad llegan hasta aquí, hemos ascendido. O han estirado la Avenida del Cid de consumo: hasta la Salle hay compras navideñas, Cortefiel y Hermosilla; más allá para qué quieren luces, ni siquiera es camino del hospital, el Yagüe es un frondoso herbazal. Y me salen rimas sin querer, a Bécquer no le gustarían.
Bares, oro, bancos, telefonía, bazares y demás. Muchas fruterías. Y, al final, una funeraria.
Luces. A mis plantitas les da igual, esa luz no les sirve para nada.
María Ángeles Merino Moya en Burgos.

Cada vez me gusta menos la decoración navideña...
ResponderEliminarNunca me gustaron, respeto el gusto, pero eso de hacer viajes para ver luces navideñas ..
EliminarMás de uno se quedará ciego con tantas luces...
ResponderEliminarSaludos,
J.
Más de uno. Saludos, J.
EliminarM.A.