Ayer, entré al jardín del Palacio de la Isla, forma parte de mi circuito habitual: mirar a ver si hay algo expuesto, poca cosa, un saludo a los escritores de Galaxia Crítica, uno muy especial a la sonrisa de José Antonio Abella, la pila ahogada de musgo junto a la casa del guarda, el estanque siempre seco, la tapia que da a las Salesas, árboles, hongos gigantes, ahora no hay flores locuelas amarillas...
Hice una foto con el móvil a la escritora Pilar Fraile, que la leeremos el mes que viene en el Club de lectura de La Acequia. Salían unas señoras de las que suelen ir a las presentaciones de libros, o a las exposiciones, no sé lo que hay hoy.
Al pasar delante de la fachada, en ese rinconcito histórico, en la ventana, me pareció ver algo, un reflejo tal vez.
¿Un fantasma? Noooo, sino un arbol que se miraba al espejo, el muy coqueto. No lo vi, pero pensé en aquel militarote, con gripe por cierto, que un día de abril redactó, ahí mismo, con tinta de odio, aquello que comenzaba: "En el día de hoy ...".
Porque están agitando ese fantasma y lo cuentan a los jovenzuelos, que con Franco se vivía muy bien y había libertad. ¿Libertad?
Aquella jovenzuela, de dieciocho años en 1975, os hubiera contado, no os hubiera gustado, literal. Chicos, que no os cuenten cuentos, estudiad Historia de la de verdad.
El viento agita los árboles. A la Historia la agitan las mentiras interesadas.
Ya veis, no lo veis, un fantasma. Ni caso, bro.
María Ángeles Merino Moya


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ResponderEliminarLos espejos y sus reflejos, con frecuencia pasan por El Callejón del Gato y lo más normal, es qué quede todo distorsionado. Será el tiempo el que ponga to TODO, en su lugar.
ResponderEliminarBesos
Aquel esperpento pasó, llegan otros, el tiempo no sé yo.
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