Los plátanos del paseo de la Audiencia lucían sus ramitas jóvenes con una pizca de sol, mi cara trazó el gesto contrario a la piedra mal encarada, curva hacia arriba, buena cara.
A la tarde se le cambió el semblante. Sonreí a la bola de piedra. Me asaltó la tentación de buscar un rotulador y trazar una curva hacia arriba. No, qué gamberrada, lo dibujé con la imaginación.
Ya ve, Sor Austringiliana, el Paseo de la Audiencia, un día muy frío de primavera. Otro día le cuento un secretillo.
María Ángeles Merino
Muy contento no está, no.
ResponderEliminarMe identifiqué
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