Era el camino a la clase de la universidad de los mayores, la última de este curso.
Daba el sol sobre los alcorques y al doblar la esquina, carambola, el móvil me ofrecía una foto de 1960, en el mismo lugar, junto al edificio de la FAE que fue antaño hotel, escuela de lo que se llamaba entonces "sindicatos" y ambulatorio.
La niñita de 1960 vive en la que va a clase de la universidad de los mayores. Muy poco queda de ella, apenas algún dudoso flash en la memoria. Una vez se perdió en el Espolón y se vio rodeada de gente extraña...
Bueno, Rosa Chacel escribió la autobiografía de sus primeros diez años de vida. La memoria miente un poco, doña Rosa, y también los que te cuentan la suya. Cuidado.
Seguí mi camino, Sor Austringiliana. Otro día le cuento por qué la universidad de Burgos llegó demasiado tarde para mí. La de los jóvenes.
María Ángeles Merino
Sor Austringiliana, ya sabe ese lema que tantas veces hemos repetido:
ResponderEliminar"Nunca es tarde para aprender", pero su reverencia sí fue ya antes a la universidad, porque sé de sus enseñanzas y la Escuela de Magisterio, es universitaria en toda regla.
La sor Pardilla no fue la universidad de joven y tuvo que hacer la carrera a distancia, pero con empeño y tesón lo consiguió.
Ya nos contará vuestra reverencia sus andanzas estudiantiles.
Toque de tocas.
La UBU nació tarde para mí, el CUA solo era para los tres primeros cursos y había que terminar la carrera en el lejanísimo Valladolid con su carga económica. Decidí cursar Profesorado de EGB que así se llamaba entonces el Magisterio de toda la vida. Dependía de Valladolid, por eso siempre digo que estudié en una universidad que nunca pisé. Después me metí en el carril de las oposiciones y el trabajo de maestra y ahí quedó la cosa. Me hubiera gustado vivir un auténtico ambiente universitario porque el de la Normal era más del tipo de los seminarios o las academias militares. Lo de la universidad de los mayores...eso no tiene nada que ver. Besos, Sor Pardilla.
ResponderEliminarAhora Valladolid me parece cercanísimo y ya me las hubiera apañado. Pero ahora pienso como una superadulta.
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