Por la mañana, paseo con las catalpas; por la tarde lluvia y flores del tilo asustadas, tras la ventana, chuzos de punta. Después, el río Vena bajaba bravo y arrastrando barro. Y restos de tormentas de las que no se cuentan en Facebook,ventanas adentro.
Ya ve, Sor Astringiliana, hay cosas que no son para las redes. Las catalpas sí, con sus enaguas dignas de una señorita Escarlata.
María Ángeles Merino
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