Ayer, en Círculo Creativo, estuvimos con la escritora María Oruña, autora de novelas negras, antes policíacas. Nos presentó la última, Los inocentes, y pude comprobar que su público la conoce bien y la sigue. La sala se llenó y hubo cola para firmar. Me resultaba desconocida pero disfruté con su exposición.
Sobre una intoxicación masiva gira el argumento, con una Valentina valiente, apellidada Redondo, como homenaje a otra escritora, muy popular. Su experiencia de abogada le ayudó, el mal existe, María lo conoce, lo conocemos. Y qué grande Agatha Christie, estoy de acuerdo.
Me gustó como se hizo con los asistentes que, al final, intervinieron con preguntas, algo no muy frecuente en estas presentaciones. Le habían dicho que, en Burgos, éramos muy serios, pudo comprobar que no tanto.
Estoy con otros libros; pero, como aconsejó María Oruña, hay que ser abiertos con las lecturas.
¿Agatha Christie? Ya ve, Sor Austringiliana, recordaba mis años de tren, las tardes de domingo, cuando viajaba en el expreso de Hendaya; lo prefería a pegarme el madrugón del lunes, para estar en el colegio a las nueve. Lo pasaba bien, bien provista de lectura. La pequeña librería daba al mismo andén; iba con tiempo para comprar una novela de Ágatha Christie, de aquellas de la editorial Molino. Leí casi todas.
El viaje se me hacía corto leyendo, aunque confieso que los crímenes no me interesaban demasiado, lo que espoleaba mi imaginación era la pintura de la sociedad inglesa de la primera mitad del XX, en un pueblecito de la campiña, con casitas y muchas flores, tan "british".
Alguna vez he dicho que me hubiera gustado vivir, una temporada, en Saint Mary Mead, con Miss Marple. Saludaría cada mañana a la sagaz viejecita, al meticuloso detective Poirot, al viejo y despótico coronel de la India, a la mujer del vicario con sus tazas de té, a la señorita de compañía tan inocentona e infeliz, a la anciana con traje de tweed encorvada sobre los rosales, al inspector de policia que no acertaba nunca con el asesino, al juez jubilado... Lo de menos, los crímenes. Lo de más, un viaje de la imaginación.
María Oruña preguntó que si habíamos leído la vida de Ágatha Christie, que era una "chulada". Sí, también la leí. Me puse, como la joven Agatha, el uniforme y preparé fórmulas magistrales en la farmacia del hospital, con cuidado porque unos miligramos más podían ser letales. Era la primera guerra mundial, llegaban heridos del frente, no daba abasto. Me monté la película.
Ya no hay venenos como los de doña Ágata. ¿O sí, María Oruña? Una intoxicación masiva ...
María Ángeles Merino
https://es.wikipedia.org/wiki/Mar%C3%ADa_Oru%C3%B1a
Suelo pasar unos días del verano en Tagle, un pueblecito que pertenence al gran Suances y cuando necesito alguna lectura, vamos a Santillana a una tienda que tiene de todo, incluido los libros. Así fue como descubrí a la escritora María Oruna por su libro "Puerto Escondido", no fue un libro que me fascinara. Se lee bien y con
ResponderEliminarintriga, a la vez que va recreando todo el paisaje y paisanaje de
aquellos sitios que me gusta recordar cuando no ando por allí, pero ya no he vuelto a leerla.
Sor Austri, para buena lectora su reverencia. Ya me contará qué le parecerá este nuevo libro de la escritora gallega, traducida, por lo que leo a varios idiomas.
Toque sin tocas
La sor Pardilla
Al parecer esa serie de novelas del Puerto Escondido tienen mucho éxito, lo pude comprobar entre los asistentes al acto. Yo no he leído ninguna y no puedo juzgar, no me atraen, de momento. Nunca fui de policiacas, salvo las de doña Ágata.
ResponderEliminarBesos y seguimos leyendo y comentando.