En noviembre, el sol se acuesta pronto y nos sorprenden las luces de la noche. En el mes más melancólico, Sor Austringiliana, escuchamos un Nocturno de Chopin. ¿Melancolía, tristeza o, como dicen ahora, incertidumbre? No sé si el genial polaco estaría de acuerdo.
Tiene usted razón, Sor. En ninguna vida humana faltan y en ningún tiempo. Chopin fue víctima de la tuberculosis, una larga pandemia que duró siglos. Fue emigrado hijo de emigrado, sufrió ansiedad por la situación de su país y la de su familia. En amores no fue afortunado, siempre nos han hablado del tempestuoso invierno en Mallorca, en compañía de George Sand. Murió en París y siempre cuentan que en su tumba arrojaron un saquito de tierra polaca, enviando su corazón a Varsovia.
Los músicos son buenos traductores de sentimientos. Escuchamos.
Y luego está la Noche...
María Ángeles Merino
Esperamos su levedad. Gracias, Pedro, por entrar aquí. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días sor: veo que no tienes activo tu otro blog.
ResponderEliminarNunca mejor dicho, que los músicos son los mejores traductores de sentimientos y más si las noches son interminables ,la música sosiega muchísimo
Un abrazo
Hola Bertha: Llevo un tiempo que casi no escribo, leo y pienso voy a escribir esto o lo otro. Y luego me da pereza. Va por rachas. Me alegra tu visita. Un abrazo.
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