viernes, 29 de septiembre de 2023

Pintando al Cid


 En el Espolón, un joven pintor ilustra la puerta de un establecimiento hostelero con la imagen de un Cid. Pronto va a celebrarse el Burgos Cidiano, festival histórico artístico, y se están preparando algunos escaparates. 



 Digo un Cid, no el Cid, porque con Rodrigo Díaz de Vivar se han fabricado unos cuantos.

El Cid histórico, el del Cantar de Mio Cid, el de los romances, el de las leyendas, el de Corneille,  el romántico, el de Manuel Machado, el de Menéndez Pidal, el de Charlon Heston, el manoseado por el franquismo, el de Pérez Reverte y qué sé yo cuántos más. 

¿Dechado de virtudes cristianas y caballerescas o mercenario a sueldo del que mejor pague?

Desde luego, una figura de la que se ha dado, según cuadraba,  la imagen que convenía, adaptándolo, pintando un Cid como el muchacho de la foto, con sus rotuladores. 

Que cada uno pinte como quiera a Rodrigo Díaz de Vivar, es literatura, además de historia. Y , en Burgos, que disfruten de los días cidianos, también del consabido mercadillo medieval; pero tengan en cuenta que el Cid nunca comió chocolate. 

Ya ve, Sor Austringiliana, la historia es de quien la cuenta. De mis dos abuelas, la de Riocerezo aseguraba que el Cid era familia nuestra porque uno de nuestros apellidos es Rodrigo, la de Córdoba me lo desmentía porque, según le habían enseñado, el Cid no había existido nunca. 

Y yo jugaba con un cofrecito donde alternaba piedras de caramelo con monedas de chocolate. 

Y cada día pasaba delante de la estatua del Cid al ir al colegio, a caballo y señalando con su espada. En las lecturas de la escuela, prefería al Cid que se despide de Burgos "fuertemente llorando" y  escucha conmovido  a  la niña de nueve años. No el que engaña a los judíos rellenando un cofre con piedras y arena. En las del instituto, me echaba para atrás aquello de "feridlos caballeros por amor del Criador". 

Porque, como escribió Azorín, en Burgos la leyenda contrabalancea a la historia. O era al revés. 

Al final, sus huesos se dispersaron, no sabemos quién duerme bajo el cimborrio de la catedral de Burgos. O de quién es el hueso radio que exhiben en el Arco de Santa María. Descanse en paz. 

María Ángeles Merino

https://aranitacampena.bogspot.com/2017/08/en-el-cid-la-leyenda-contrabalancea-la.html

2 comentarios:

  1. Pues sí, sor Austri, parece ser que el Cid existió y era burgalés, pero cada uno cuenta la historia según le va. Los hechos existen pero...se difiere y mucho en sus interpretaciones.

    Toque sin tocas

    La sor Pardilla.

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  2. Y lo usan para un roto o un descosido. Toque sin tocas y besos. De campanas al vuelo, por su visita. Besos.

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