sábado, 24 de septiembre de 2022

Primer otoño




Con los primeros colores otoñales en el Paseo de la Isla, tarareamos a Vivaldi y miramos hacia arriba por si acaso. Soñamos con la danza campesina interrumpida por las eses del violín borracho.

Ya ve, Sor Austringiliana, lo que valía un cura pelirrojo que hizo universal su otoño. 


María Ángeles Merino

https://www.youtube.com/watch?v=U8v12M2mRVM

lunes, 19 de septiembre de 2022

Aquel día, mi madre iba a Villamartín de Campos en el "secundario", con la huevera, el secretario y la reina de Inglaterra.

Estos días mi madre, sentada ante la televisión, asiste a los plúmbeos actos funerales de mayor  pompa y circunstancia, los dedicados a Su Graciosa Majestad Isabel II del Reino Unido. Ya se ha resignado a que ocupe la mayor parte de la programación que sigue habitualmente, entre sueñecito y sueñecito. Diréis que cambiemos de canal, no, los que convivís con personas muy mayores ya sabéis que son de piñón fijo. El día 8, el del fallecimiento, pronto protestó: "se ha muerto, ya nos hemos enterado, por qué lo dicen otra vez". Ahora lo acepta como inevitable. Paciencia mamá, creo que el lunes ya acaba esto cuando la depositen en la cripta.

Sin embargo, me consta que no le cae mal doña Isabel. Muchas veces me ha contado lo de aquel día que iba a Villamartín de Campos en el "secundario", junto a la huevera y el secretario, sus habituales compañeros de viaje. Mi madre, maestra interina, iba a su modesta escuela unitaria, la huevera a por huevos que vender y el secretario supongo que a su secretaría.  Y recuerda el ambiente especial de aquel día, algunos llevaban el periódico y "todos" comentaban que habían hecho reina a la princesa Isabel de Inglaterra, una chica tan joven...Mi madre añade que guapa y muy "sencilla". Bueno, mamá, sencilla lo que se dice sencilla, con el manto de armiño y esa coronaza...Son gente que vive en su burbuja de privilegios por nacimiento. 

Mi madre me cuenta, una y otra vez, vivencias de sus años jóvenes y reconozco que presto poca atención. ¡Me las ha contado tantas veces! Incluso las pongo en duda, pienso que la memoria la puede engañar; pero si buceo en Internet compruebo que mi madre sabe de lo que está hablando. Por ejemplo lo del secundario, tal vez un tren que paraba en todas las estaciones, algo más...Era el emblemático ferrocarril conocido como "Tren Burra" que "fue construido para transportar la enorme producción cerealista de la comarca hacia los puertos del Cantábrico, partía de la ciudad de Palencia y atravesaba los términos municipales de Grijota, Villamartín de Campos, Mazariegos, Baquerín de Campos para finalizar en Castromocho...". Ya desaparecido, en su lugar podemos disfrutar del Camino Natural Vía Verde del Tren Secundario de Castilla. 

Mi madre iba a Villamartín de Campos a una escuelita de diez niños, recuerda que estuvo muy bien allí. El tren era muy barato, no le pillaba lejos de su casa en Palencia, podía ir y volver. ¿Llegaba puntual?  "Llegaba cuando quería" añade con una sonrisa. ¿Tenías al menos una estufa de esas de leña en la escuela? No, nada, solo un infernillo eléctrico que yo llevé. ¿Para calentarte la comida? Al principio sí, pero una señora se ofreció para que comiera en su casa. Era una mujer muy buena, la madre de dos alumnas, dos niñas muy buenas, muy guapas y bien vestiditas. Me dijo: "mire señorita, yo soy viuda y en mi casa no hay hombres, en la escuela hace mucho frío, aquí puede comer conmigo y con mis hijas". Y me ponía un cocido muy bien puesto, en su casa había calorcito y la ayudaba a preparar alguna labor de costura hasta la hora de la clase de la tarde. Cuando salía del colegio, otra vez al "secundario", que "venía cuando quería". 

Mi madre, setenta años después, no ha borrado de su memoria el día en que Isabel II del Reino Unido comenzó su largo reinado, el tren "secundario" con la huevera y el secretario, la escuela de Villamartín de Campos, la mujer viuda con sus dos niñas tan bien arregladitas y aquella comida al calor. Un rosario de recuerdos.

Mamá, noventa y muchos años.

María Ángeles Merino dedica esta entrada a una mujer de Villamartín de Campos que, en 1952, era viuda y tenía dos niñas que iban a la escuela. Con mi agradecimiento y el de mi madre.

Ya sabe lo que se dice en estos casos, Sor Austringiliana. Descanse en paz la reina de Inglaterra. 

lunes, 12 de septiembre de 2022

Mantis "tobalisiensis"



Es una mantis religiosa, un animal sorprendentemente bello y elegante. Mi hermano, que la atrapó con su móvil en Quintana Martín Galindez, en el Valle de Tobalina, la bautizó como "mantis tobalisiensis", con humor y todos los respetos a Linneo. No sabemos si es macho o hembra, si es macho ya se sabe lo que le espera. Animalito.

Ya ve, Sor Austringiliana, lo que me enviaron por "guasap" un día de lluvia, mientras me calaba en el Espolón de Burgos. ¡Que llueva, que llueva! Hay animalitos de costumbre muy extrañas, su instinto les guía a saber por qué caminos.

María Ángeles Merino





viernes, 9 de septiembre de 2022

Comienzo el día

 

Comienzo el día con La loca de la casa de Rosa Montero. Locura, imaginación, literatura... Me queda poquito y lo siento... Oigo el guirigay de los niños que van al colegio ahí enfrente, su primer día después de las vacaciones. ¿Y yo aquí? Cierro el libro, los recuerdos me llevan a otras realidades. ¿Las adoba la imaginación? ¿Nos miente la memoria?


¿Los escritores escriben su vida? ¿De verdad le han ocurrido a Rosa Montero esas "aventuras"? Leo: 

"El escritor toma un grumo auténtico de la existencia, un nombre, una cara, una pequeña anécdota, y comienza a modificarlo una y mil veces, reemplazando los ingredientes o dándoles otra forma, como si hubiera aplicado un caleidoscopio sobre su vida y estuviera haciendo rotar indefinidamente los mismos fragmentos para construir mil figuras distintas." (Página 265 y 266)

"La narrativa es al mismo tiempo una mascarada y un camino de liberación. Por un lado, enmascara su yo más íntimo con la excusa de la historia imaginaria; o sea, disfrazas tu verdad más profunda con el ropaje multicolor de la mentira novelesca. Pero, por otro lado, conseguir que la loca de la casa fluya con total libertad no es cosa fácil..." (Página 268)

(La loca de la casa, Rosa Montero, Alfaguara, 2003)

Ya ve, Sor Austringiliana, "la loca de la casa" que decía Santa Teresa.

María Ángeles Merino

jueves, 8 de septiembre de 2022

De bayas coloradas y esperanza. Y un poco de Galdós.

 




Ayer, en mi paseo, me salieron al paso las bayas de los escaramujos y las vizcodas, tan rojas con tan poquita agua como ha habido, la esperanza que no nos abandone. Uy, ¿y ese señor antiguo quién es?

Mire, Sor Austringiliana, como paseo por las orillas del río, a buscar bayas coloradas, con una amiga que me enseña la palabra "vizcoda" (espino albar) y un libro que habla de señores antiguos. Bueno, para su caridad, un masón de principios del XIX no es antiguo. Era 1821, también un momento en que hacía mucha falta la esperanza, cuando se había pronunciado un tal Riego, la revolución no cuajaba y el absolutismo se defendía con uñas y dientes. 


lunes, 5 de septiembre de 2022

Un paseo por la calle de la Virgen de la Paloma






Hay calles que no acertamos a ver con los ojos del presente, solo nos hablan los ojos de la niñez. La calle de la Virgen de la Paloma, en Burgos, junto a la Catedral o, mejor dicho, la Catedral se mete dentro. Pasé por allí en su día, el 15 de agosto, pero ya no le ponen flores los bomberos, allá arriba. Sí, había una paloma, acurrucadita junto a la hornacina. 

¿Queda algo de aquella niña que vivía en la calle de la Paloma? Los coches la atravesaban en dos direcciones, qué humo y qué peligro, las piedras de la catedral eran negras y churretosas, solo dos tiendas permanecen,más o menos remozadas; pero yo sigo viendo al guardia del orinal con los brazos en cruz y a don Rufino con su manteo y sus "amadísimos en el Señor". Y las zapatillas "El riojano", para el niño y el anciano,
 y la cordelería y la cerería incluso, esa desapareció enseguida. ¡Y ya sonó la campanilla, chocolates Quintanilla!

Sor Austringiliana, ya ve el carnet del Instituto Cardenal López de Mendoza. Qué carita. Aunque el tiempo lo borró, el director era directora, se llamaba Ana Abadía, era profesora de inglés, y ahora se han dado cuenta de que fue la primera mujer directora de un instituto. Pasitos que son grandes pasos. La niña de la calle de la Paloma ya era feminista aunque no conociera la palabra.


María Ángeles Merino