domingo, 29 de diciembre de 2019

Mi luna luna



Todas las lunas llevan el mismo nombre de luna.
Las nubes que se empeñan en ser esta noche tejedoras de tu manto plata de luna.
Yo mirando la torre que te atrapa.
Sin atreverme a subir a buscar tu boca.
Entre los murmullos de voces y los inevitables ruidos que se apagan.
Las esquinas se pliegan y de tu blanco se llenan.
No es posible evitarte.
Pues al cerrar los ojos y llegar mi noche se hace mi luna luna.
Siempre gigante,redonda, mía y enamorada.
Mi luna luna. 


(Agustín Merino y su luna luna)

viernes, 13 de diciembre de 2019

Y frente a él, las lágrimas se hicieron llanto.

Nos prometimos el mar (pintura Agustín Merino)

Todo nació en el mar, 
cuando cedió su color a un triste cielo.
Todo empezó en el mar, 
cuando alguien fue capaz de ponerle nombre.
Y frente a él, las lágrimas se hicieron llanto.
Entre el mar y el cielo, 
todo es azul todo es lo mismo.
Solo cambia nuestra capacidad de poner nombre a las cosas.

(Agustín Merino)

Viene de la entrada anterior (Agua del agua) con este haiku: 


Agua del agua,
son lágrimas vertidas
siempre en el mar.

(Luz del Olmo)

Pedro Ojeda comenta:

No es lo mismo una lágrima que el llanto. 
No es lo mismo una gota que el mar entero...

viernes, 6 de diciembre de 2019

Agua del agua





Después de leer los dos poemas de la entrada anterior, a Luz del Olmo se le ocurrió este haiku que aquí nos dejó:


Agua del agua,
son lágrimas vertidas
siempre en el mar.


(Luz del Olmo)

Agustín Merino contestó: 


Nunca el mar mezclará las lagrimas

Un pacto con la memoria y con los ojos que en él confiaron

(Agustín Merino)

lunes, 2 de diciembre de 2019

El amigo


Llora cuanto quieras
sobre mi hombro,
desahógate,
cuenta conmigo
para lo que te haga falta.

Pero no te equivoques,
no soy mejor que él:

le envidio
cada una 
de tus lágrimas.

(Karmelo C. Iribarren)

Tomado de El amor, ese viejo néon. Página 60 "El amigo".

(Primera edición marzo de 2017. Aguilar. Penguin Random House Grupo Editorial S.A.U.)



Llegara la luna llena y tu cara se llenará de lágrimas de plata viva.
Cuéntale a ella algo que no sepa.
Mientras al mar caminas.
En su orilla, descalza sobre sus arenas desahógate hasta desbordar las mareas.
No mires hacia las estrellas, no soy mejor que el mar y ni que la luna.
Quiero mías todas tus lágrimas.
Las quiero todas, y no tengo ninguna.
Ninguna tiene mi nombre, el nombre olvidado que ni siquiera recuerdas cuando llegan las olas sobre las rocas de tu mar sedientas de espumas blancas.
No me mires, no son por mí tus lágrimas.
Pero si persistes en abrazarme, pondré una rosa de mar alada en cada una de tus lagrimas.

(Agustín Merino)

lunes, 25 de noviembre de 2019

Nadie sale entero de una historia de amor, si realmente así fue.



Enamorarse es fácil.
Uno puede enamorarse
—sin demasiado esfuerzo—
varias veces al día,
a nada
que se lo proponga
y se mueva un poco por ahí;
y si es verano,
mi te cuento.
Enamorarse no tiene
mayor mérito.
Lo realmente difícil
—no conozco
ningún caso–
es salir entero
de una historia de amor.
(...)
Lo difícil, Karmelo Iribarren 
https://www.poeticous.com/karmelo-c-iribarren/lo-dificil?locale=es


Nadie sale entero de una relación de amor, si realmente así fue.
Tan despacio fueron los besos, dio tanto tiempo a hacer promesas.
Calando hasta los huesos.
Fue tan fácil empezar,que fácil es enamorarse.
Que fácil es el comienzo.
Una mirada, la palabra,quizá el primer beso.
Cuanto dejaste de ti en cada te quiero.
Cuántas veces soñaste que el tiempo era algo ajeno.
Mientras tu pecho alaba las palabras.
Inmensas ante los ojos de quien sin mirarte te está mirando.
De este Olimpo efímero,camino del río Leteo.
Solo quedará un poema apenas escrito, como estas letras,que lo intentan.
Y mientras garabateo, solo me viene a la cabeza unos viejos versos.
De un poeta del ayer.
Clamé al cielo y no me oyó, más si sus puertas me cierra de mis pasos en la tierra responda él, no yo.
Que no está nada mal como epitafio, puede que suene arrogante y tal vez retador.
Más solo es, del desamor su poderosa voz enamorada.

(Agustín Merino)

jueves, 7 de noviembre de 2019

Olivia



Olivia, mi sobrina nieta más chiquitita, nació ayer en el Hospital Costa del Sol, en Marbella.

Felicidades a sus padres, Sonia y Alejandro, y a sus hermanos Aitana y Alex. ¡Y a su tía Paola! ¡Y al abuelo Agustín! ¡Y a la bisabuela! A toda tu familia.

 ¡Que tengas una vida muy larga y feliz, niña mía!

Ya ve usted, Sor Austringiliana, el mundo no se acaba. 

miércoles, 9 de octubre de 2019

Las confesiones de una cernidora de recuerdos.



Lector: yo soy un pequeño filósofo; yo tengo una cajita de plata de fino y oloroso tabaco, un sombrero grande de copa y un paraguas de seda con recia armadura de ballena.

No voy a contar mi vida de muchacho y de adolescencia punto por punto, tilde por tilde...

Yo no quiero ser dogmático y hierático; y para lograr que caiga sobre el papel, y el lector la reciba, una sensación ondulante, flexible, ingenua de mi vida pasada, yo tomaré entre mis recuerdos algunas notas vivaces e inconexas-como lo es la realidad-, y con ellas saldré del grave aprieto en que me han colocado mis amigos, y pintaré mejor mi carácter, que no con una seca y odiosa ringla de fechas y de títulos...

...¿Cómo iba yo a la escuela? ¿Por dónde iba? ¿Qué emociones experimentaba al entrar?

¿Cuándo jugaba yo? ¿Qué juegos eran los míos?...

(Tomado de  "Las confesiones de un pequeño filósofo", Azorín, Narrativa Austral, edición de José María Martínez Cachero, 2014.) Pinchad aquí.

Mire usted, Sor Austringiliana: 

Leo los primeros capítulos de Las confesiones de un pequeño filósofo de Azorín y siento la necesidad de hacer caer estas palabras.

Lector: yo soy una cernidora de recuerdos; tengo una bata blanca, una chalina azul de lunares y un cuello de plástico. Y, a la manera del Azorín “pequeño filósofo”, cerneré un puñadito de harina de mi vida, a través del  tamiz de la memoria.

Porque vivo esa edad en la que nos sorprenden flashes del pasado que han tomado, con el tiempo,  los matices más insospechados. Y, aunque mis palabras sean jirones, pinceladas sueltas, luces fugaces en la niebla, siento la necesidad de hacerlas caer al papel.

3 marzo 1967. Me llamo María Ángeles, tengo casi diez años y vivo en Burgos, en Paloma 29, una calle escoltada por mi catedral de piedras grises y churretosas, seguida de soportales, miradores y un guardia desesperado. Mi casa no tiene portal, entro desde la tienda de mis padres a una vivienda vieja, con  buhardilla habitada por “el hombre del saco”; pero sobra espacio para la escuela de mis muñecas.


Como cada mañana del invierno,  la muda calentita espera cerca  de la chapa. Mamá  recita “bendita sea la luz del día”, mientras me visto. Antes de salir, la bufanda con vueltas e imperdible.

Mi colegio es el Generalísimo Franco, lo inauguró el general superlativo  y cumple con la pedagogía franquista. No recuerdo sensaciones hórridas, las maestras  no exageran los castigos. Severas, distantes, encorsetadas, nos inculcan que es por nuestro bien.  Los maestros de los chicos sí son” hórridos” de verdad.  A las niñas nos llega el ruido explosivo de las bofetadas.
Voy al colegio con algunas compañeras y a veces contamos chistes. Hoy toca el de “qué le dijo el wáter a Franco”.  Nos reímos bajito.


Tomado del blog de mi querida tocaya Gelu que ya no está con nosotros.

En  el balcón del Ayuntamiento pa papapapapapá, trompetas que llaman al pueblo. Hay que esperar a mayo para los danzantes y los gigantones. Pasa don Rufino con su manteo, tan amadísimo en el Señor.

En la Calle Carnicerías, evito ver los  corderos sangrantes colgados boca abajo  Por la Diputación, pasan las ciegas del cupón, la gorda reguñona y la delgadita sumisa. Agarradas del brazo, hablan como si estuvieran solas. La una: me duele la tripa, me ha bajado el periodo. La otra: da muchas gracias a Dios. No entiendo nada.

Llegamos al semáforo: peatones pasen, peatones esperen. Coincidimos  con el matrimonio Frübeck que abre su óptica, con puntualidad germánica. Ya en la calle Vitoria, nos saluda el gato de la fachada del cine Avenida y una niña quiere contarnos la película. El Bazar Médico muestra unas enormes jeringas que ni mirarlas. Hay un guardia civil en una garita y nos preguntamos si será el padre de Pilarín, una niña que  siempre nos amenaza con chivarse a su padre guardia.  Los grises al otro lado de la calle Vitoria, no nos dan miedo…todavía. En la tienda de periódicos, leo las letras más gordas…



El río Vena baja muy sucio. Nos hemos entretenido, daos prisa.  Ya llegamos a  la fila, subimos. Felicidad me gusta porque leemos más y hacemos menos divisiones kilométricas. La señorita Marina me reñía cuando los números se me desparramaban. A esta le gusta lo que a mí  y  valora mi trabajo. ¡Felicidad! Ahora leemos Platero y yo y el burrito se bebió un cubo de agua con estrellas. Lo malo fue que, a continuación, tocaban labores con la doña Rita que me pidió el trapito y me arreó con el dedal.

¡Qué bien! En el recreo jugaremos a “dubles” con mi soga nueva: “para bailar el twist se necesita un pantalón vaquero y una blusita”.


Colegio Público Río Arlanzón de Burgos, antes Generalísimo Franco.

3 de marzo de 1967, la señorita Felicidad leía el ABC y lloraba.

“Con Azorín, muere del todo el 98”

Las niñas también.

María Ángeles Merino Moya, 8 octubre 2019.

domingo, 29 de septiembre de 2019

Veranillo de San Miguel.


La tierra se airea y muestra su desnudez. Es el veranillo de San Miguel, con sol y cielo azul. El palomar, la tapia y el ciprés. El cerro y los terrones grises. 

Aquí estoy, Sor Austringiliana, frente a un paisaje que hice mío, un día en que convoqué a la niebla de la memoria. 

En Palacios de Benaver, un pueblito del páramo burgalés, junto al monasterio benedictino de San Salvador.

María Ángeles Merino estuvo allí. Sigue abierta la convocatoria. 

lunes, 9 de septiembre de 2019

Ahora el campo descansa.


Ahora el campo descansa.

El palomar, el ciprés, la tapia del cementerio de las monjas benedictinas, el trigal y el cerro.

Descanso y silencio.

Su paisaje, Sor Austringiliana.

María Ángeles Merino en Palacios de Benaver, ayer.

sábado, 3 de agosto de 2019

Pasear, descansar la vista en el agua, poca cosa.



Pasear y descansar la vista en el agua, poca cosa.


Y leer, en las orillas de nuestro pequeño río, un libro que viaja por un río inmenso y lleno de peligros, con gente malísima.

lunes, 27 de mayo de 2019

Viento y olas verdes.








Ayer, viento y olas verdes.

De Villanueva de Argaño a Palacios de Benaver. 

Camino del ciprés que cobija a Sor Austringiliana.

Mira, Gelu.

jueves, 18 de abril de 2019

Los botones se abrieron.



Los botones se abrieron.

Mira, Gelu, las hojitas tiernas.

Mándame fotos de tu jardín.



jueves, 4 de abril de 2019

Botones de primavera.



Botones de primavera.

Mira, Gelu.

domingo, 31 de marzo de 2019

Limpié los cristales de la primavera.




El ciclamen desparrama colores frente al tilo.

Ya es hora, desparrama y no escondas el verde tierno de tus diminutas hojas. 


Limpié los cristales de la primavera. 


Mire, Sor Austringiliana.


Mira, Gelu. 


lunes, 18 de marzo de 2019

Mira, Gelu.



Vengo de La Acequia. Allí he dejado mi comentario:

María Ángeles Martín Rodríguez, Gelu, fallecida este sábado, era una gran amiga bloguera. Compartíamos recuerdos, era burgalesa y de mi barrio de los Vadillos, muy joven emigró a Cataluña y supo amar las dos culturas, con sus defectos y sus virtudes. Le gustaba especialmente compartir cosillas del Burgos de nuestra infancia, especialmente de nuestro colegio, el del general superlativo, aunque allí  no coincidimos, o no lo recordábamos, porque Gelu era un poco más mayor.  Sólo nos vimos personalmente dos veces en Burgos, la última fue la tarde del atentado de las Ramblas. Nos escribíamos correos, "guasaps", fotos de los rincones que ella tan bien conocía y amaba, mira Gelu...

Nos conocimos virtualmente en la lectura del Quijote, de blog a blog. Era una apasionada de los libros y la música. Su gran pasión era el músico burgalés Antonio José. Creo que tenía a punto un libro sobre él, fruto de sus investigaciones. Uno de sus temores era que la enfermedad no le permitiera acabarlo y dejárselo a sus nietos.

Nunca te olvidaré, en mis paseos  seguiré con el "mira Gelu", aunque el móvil ya no sirva para nada.

Larga vida a los blogs, aunque ahora no estén en su mejor momento. La Acequia va cumpliendo años, vamos haciéndonos mayores, pero todavía nos queda cuerda, creo...

Sigamos, Gelu.

María Ángeles Merino 

sábado, 16 de febrero de 2019

En el no tenerte eres mucho más mía.




Leo El desayuno de Luis Alberto de Cuenca y a mi hermano le inspira:

Me gusta cuando te veo en los espejos profundos de los remansos de mi río.
Tus largos cabellos de onduladas aguas de plata  atrapan mi mirar y deseo.
Cada mañana tu boca de  oro se alza e inicia el mágico canto.
mis manos se juntan no para salmodias ni plegarias, sino para entrar en tus adentros.
Mi cuerpo se inclina como lascivo amante que te busca para tomarte.
Y tú pícaramente en un beso húmedo y frío entre los dedos serpenteando te  evades
Me gusta cuando el aire enreda y se esconde en mi, tu canto.
En el no tenerte eres mucho más mía.
Te busco y te encuentro cuando se aquietan las aguas y el violeta del cielo, reclama la infinita noche.
Te alejas y todo comienza,el aire se espesa bajo el peso de la luna,apenas pudiendo sostenerla.
Amenazando en quebrar el cielo y en dos quedar abierto.
Tú presencia y tú ausencia como cariátides sostienen el templo del incierto destino.
Y no dejo de tenerte mientras mi voz de blanca luz se instala en tu alma,haciéndola redonda gigante y llena.
El horizonte ya quebrado se tiñe del rojo beso de tus labios arrastrando tú boca a la mía.
Iniciándose cada día en la magia de la ausencia y el no tenerte,
eres más mucho más mía.

(Agustín Merino)


lunes, 21 de enero de 2019

La Flor de Pascua que no le gusta la Navidad


Aquí la tenéis, es una Flor de Pascua. La compré un poco antes de la Navidad, en un supermercado. Tenía el aspecto que debe tener una señora Poinsetia,con sus brácteas rojas rojas. 
Pero llegó la Navidad y se puso fea, feísima. Pensé en tirarla a la basura.
¿Demasiada luz? ¿Demasiado calor? ¿Demasiada agua? A saber.
Llegan los Reyes, a ver cómo está doña Poinsetia.
Mira, esta espabilando. Le están saliendo unos brotes. ¡No la tires!
Le pasa como a mí, no le gusta la Navidad.