jueves, 10 de abril de 2025

El favorito de los abejorros, otra vez.




La lechera junto al "favorito de los abejorros".

Hace dos años, como ahora, en el mismo lugar, con mis ocurrencias de paseo y lecturas al sol de abril. La lechera impasible, con sus cántaros, en un alto en el reparto, mira a los de las bolsas de Mercadona, cargados de leche en "tetrabricks". ¿Leche?

 Vamos con el árbol: 

"Es el más cargado de flor y el favorito de los abejorros y moscardones, qué festín se pegan, qué danzas las suyas entre las coronas blancas.

Así lucía una mañana de abril este árbol solitario a la entrada del barrio de San San Pedro de la Fuente, enfrente de lo que todavía llamamos Punta Brava. Sí, junto a la lechera. 

Quería saber, porque siempre dudo con los frutales, qué árbol era. Pensé en bajarme la aplicación esa de Google que lo acercas y te lo dice. Creo que es Google Lens. Pero no hizo falta, una señora me oyó expresar mi duda y nos lo aclaró: un ciruelo.

La importancia del nombre. Ya ve usted...

¿O lo que llamamos rosa exhalaría el mismo perfume con cualquier otra denominación? ¿Lo que llamamos ciruelo daría la misma flor y el mismo fruto con otro nombre?"

Aquel día, estaba yo pedante y romanticona, trayendo a la memoria a Julieta en el balcón. La conocí, por primera vez, en una lectura  de un libro de texto casi infantil: trece o catorce años. Palabras que se guardan como un tesoro, a saber por qué. ¿Y por qué tantas, tantísimas, se borran? 

Más mayorcita, leí Romeo y Julieta de Shakespeare, la obra completa y en serio, también alguna representación, pero nada que ver...

La rosa de Julieta tuvo para mí su momento. Y se quedó conmigo. Y vuelve, como ahora, junto al "favorito de los abejorros", con sus flores junto a la lechera y los escritos guardados. 

Ya ve, usted, de nuevo, Sor Austringiliana. El valor de un nombre. 

María Ángeles Merino

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/julieta-y-romeo--0/html/ff0366ae-82b1-11df-acc7-002185ce6064_140.html

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