Frente al Arco de Santa María, al comienzo del puente, ha brotado un adorno navideño en forma de carroza de Cenicienta y allá van a subirse y hacerse la foto, más las niñas que los niños, más las mujeres que los hombres; aunque sepan bien que el sueño de ir al baile a encontrar el príncipe azul, o la princesa azul, es una fantasía solo de cuento.
Es literatura y existen muchas versiones, algunas antiquísimas. Se pierden en la noche de los tiempos, como se suele decir en frase hecha.
Y leyendo, estoy con Benito Pérez Galdós, en el Episodio Nacional 25 "La campaña del Maestrazgo", entre la barbarie de la primera guerra carlista, conozco a "la monja Marcela", un personaje galdosiano que bebe de otro cervantino que lleva el mismo nombre, una "anticenicienta".
Voy al capítulo 1, 14 del Quijote a recordar a aquella libérrima pastora Marcela que proclama:
Marcelas en la soledad y Cenicientas que van al baile, nacieron libres.
Como muy cerca está la escultura de la castañera, me viene a la cabeza que "nadie os va a sacar las castañas del fuego". Ya lo saben los niños y niñas, son cosas de los cuentos que cuentan mentiras para contar verdades.
Ya ve, Sor Austringiliana, "yo nací libre".
María Ángeles Merino
https://cvc.cervantes.es/literatura/clasicos/quijote/edicion/parte1/cap14/cap14_02.htm
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