sábado, 24 de agosto de 2024

"...cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca..."

Viene de "El blog de Sor Austringiliana", mi blog grande que suelo emplear para cosas que tocan a mi amiga la Literatura. Ya ve, Sor Austringiliana, asoma la nostalgia.

Leo un poema de Gabriel Celaya, en Facebook. Es "Educar".

Me gusta mucho como maestra que fui y además me recuerda un día de Tamborrada Infantil, en San Sebastián.

 Vi a Gabriel Celaya muy viejecito ya y con el "tambor de oro", en el Ayuntamiento. Yo iba acompañada de unos niños que tenían el privilegio, bien merecido, de ver la fiesta desde el balcón, una imagen que no se me olvida, una imagen de oro. 

Un poeta muy grande. Gracias al amigo de Facebook, por traérmelo aquí.

Ya veis, un poema me llevó al poeta y a mis recuerdos de maestra. Unos niños de los que llamaban "especiales", un cielo de niños, solo cuatro, una Tamborrada Infantil inolvidable, miles de tambores, miles de colores y un mar azul enmarcado en su Concha. 

Gabriel Celaya murió poco después y la televisión mostró a su Amparitxu, abrazada al bote triste de las cenizas, algunos gritaban, no sé lo que gritaban.

Como maestra, cometí algunos errores, lo confieso, pero confío en que las barcas hayan llegado tan lejos como hayan deseado y que, cuando duerma mi barca, quede un poquitirrín en barcos nuevos que surquen los mares. Sueños. 

Barcas qye me envía Agustín Merino.

Una estrella apagada que todavía emite luz, el sueño del docente. 

Ya veis, ponemos música adecuada al recuerdo, una marcha de Sarriegui, la de Donostia San Sebastián.

María Ángeles Merino

https://aranitacampena.blogspot.com/2024/08/cuando-un-dia-este-durmiendo-nuestra.html


miércoles, 21 de agosto de 2024

Sí, mis días "en la montaña" son todos.

 En mis paseos, asoman las orillas del río, verde y agua, lo más refrescante, incluso en invierno. Y las manos se me van al móvil, ay este juguetito, luego todo se lo guarda y lo saca a relucir cuando menos lo piensas.

 

Hace dos años así lo titulaba Google y me hizo sonreír. Hoy, Google sigue insistiendo: "un día en la montaña". Y lo recuerda Facebook. Máquinas, criaturas algorítmicas, qué saben las pobrecitas de dónde paso yo el día. ¿O lo saben todo?

Es lo que tiene mi ciudad, el campo entra hasta la cocina y escolta de verde al río, que la peina con raya en medio.

A un lado y otro, la historia nos habla con la lengua del arte, la mas bella y didáctica. Y no obvia las oscuridades, que las hubo y las hay, nos pone alerta. El río sigue su camino, atraviesa la "montaña" y le sirve de espejo 

Y no es pasión de madre, digo de  burgalesa.



Ya ve, Sor Austringiliana, el campo siempre, "un día en la montaña", para él la perra gorda.

https://www.facebook.com/share/p/AYPfDHAGBKCWqvMm/

Maria Ángeles Merino


Mañana voy a Burgos

domingo, 18 de agosto de 2024

Dos fotos que no tienen nada que ver. ¿O sí?

 

En 2015, publicaba una foto de mi guasap, era de una casa inglesa que me enviaron y me enamoró, Uno de mis sueños fue, en un tiempo, vivir en una casa así, en un ficticio Saint Mary Mead, como  la Miss Marple de Ágatha Christie. 

Cosas de los sueños  y, tal vez, la humedad de la campiña inglesa no me iba a gustar tanto. Un producto de mis largas horas de tren, en los ochenta, con una novela en la mano de la "reina del misterio". Ay, esas casitas, con sus flores, tan bien cuidadas por una mujer mayor, con su falda de "tweed" muy gastada y un termo con té para el jardinero, viejo y vago. 

A saber quién vive de verdad en la casa de la foto y dónde está ubicada. ¿Y si voy y sale un señor de mediana edad  en chándal y de muy mal humor por las cosas del Bréxit?


En 2024,  al final del paseo de la Isla, ya de vuelta, en una mañana de verano, con su puntito de calor  y de ese aire acondicionado natural que pueden  disfrutar las calles de Burgos, no todo iba a ser pelarse de frío y figurar en las mínimas.

Tras la tapia de las Salesas, en la lejanía,  se daban la mano la torre neogótica del convento  y la gótica de verdad, sin neo, la aguja de la Catedral de Burgos, bella incluso con el vestido azul de la reparación. Como si de verdad estuvieran juntas. Y no hay color, lo siento por la "neo". 

¡Lo que dan de sí dos fotos! Y las lecturas...

Ya ve. Sor Austringiliana, el Facebook me las colocó juntas y yo dale que dale a las teclas.

¿Hay alguien ahí?

María Ángeles Merino

Ponemos en marcha la máquina de escribir musical, la de Anderson.



sábado, 17 de agosto de 2024

El azuĺ más azul

 



El azul más  azul

Google colorea mi foto de azul más azul, en vano, no le gana al azul del cielo de Castilla, el de Burgos en días como ayer. El andamio azul de una de las agujas de la Catedral quiere también competir. Recuerdo un verso que me enseñaron de niña, cito de memoria.

"¿No te he dicho que el azul no has de tocar? 

¡Que locura, qué capricho, el Señor se va a enojar!"

 Rubén Darío era muy amigo del azul, el color de la belleza. Ya sabes, Google.

Y la niña María Ángeles vio desfilar "cuatrocientos elefantes a la orilla de la mar"

Ya ve, Sor Austringiliana, el cielo azul, ayer.

María Ángeles Merino




miércoles, 14 de agosto de 2024

Sentimientos que no se ponen de acuerdo

 







Ayer paseaba por la orilla del río Vena, con casi frío y era un placer. Iba dándole vueltas a un microrrelato que había leído en el libro "Los ojos de los peces" de Rubén Abella, finalista del Nadal en 2009 y excelente narrador.

 En la página 46, la lectura del microrrelato "El club" me llevó a a los sentimientos contradictorios que, en ocasiones, nos asaltan y, aunque  nos hagan daño con sus peleas, cargamos con ellos.  En este momento de mi vida personal, mujer mayor que cuida a una madre muy mayor, lucho con dos que, tal vez, me harían socia de "El secreto Club de los Contradictorios". Leo: 

"Una vez al mes se reúne en la carnicería de Onofre Sánchez el secreto Club de los Contradictorios. El presidente es el propio Onofre, en virtud de su dos veces discordante condición de carnicero vegetariano y romanticón misógino. Entre los miembros hay un bombero con vértigo, un socorrista que no sabe nadar, un pastelero  diabético, un cura que no cree en Dios, un escritor analfabeto, un médico que siempre está enfermo, un sindicalista rico y un políglota incapaz de entenderse..." (Rubén Abella)

Son microrrelatos para una sonrisa cómplice, a veces un gesto de sorpresa. En cada uno de ellos, en muy pocas líneas, cabe toda una novela, los leemos y probamos a imaginarlas.  Los seres humanos somos complicados, nos identificamos con las  lecturas que dicen de nuestra complejidad.


Ya ve, Sor Austringiliana, sentimientos que no se ponen de acuerdo. Ponemos música de violines que son muy de sentimientos, Paganini estaría bien.

María Ángeles Merino



martes, 13 de agosto de 2024

Aire fresco, lectura y sonrisa cómplice.






Ayer, a última hora de la tarde, me instalé en la calle más fría de Burgos, en la calle Valentín Jalón esquina con Avenida del Cid,  pertrechada on un libro de microrrelatos y una cero cero. Aire fresquito y sonrisa cómplice, ya os hablaré de "Los ojos de los peces" de Rubén Abella, muy recomendables. 

 Va a llover, decían, y sí, luego llovió. Me enviaron un guasap:

"Cuatro lados, cuatro para elegir como la rosa de los vientos.

Uno, para ver los tres vacíos que el aire apenas llena.

Un libro y una cerveza.

Una sola mesa Y cuatro lados infinitos cuatro lados.

(Agustín Merino)

Cuatro lados. Llenar el vacío, puede ser...

Ya ve, Sor Austringiliana, en una tarde de calor. 

Escuchamos "Aire de Mecano". Oxígeno, nitrógeno y argón, sin forma definida, ni color, aire.

María Ángeles Merino





lunes, 12 de agosto de 2024

Dos rositas de Pitiminí.





En mi ventana, se abre una rosa, rosita y no sé si de Pitiminí, una flor de agosto. A su lado, nació, no ha mucho, otra que ya sufrió la suerte de aquella de Ronsard.

Y el autor de la foto escribe: 

"El hoy y el ayer profetas de lo que será

Y tal vez y solo tal vez solo quedan las lagrimas lo que nunca pudo ser 

O sollozos de lo pudo haber sido."

(Agustín Merino)

"Cuidemos desde hoy las rosas de la vida", decía el poeta. Se hará lo que se pueda, monsieur.

Vamos con la rosa rosa. 

Ya ve, Sor Austringiliana, dos rosas.

María Ángeles Merino


Mignonne, allons voir si la rose
Qui ce matin avoit desclose
Sa robe de pourpre au Soleil,
A point perdu ceste vesprée
Les plis de sa robe pourprée,
Et son teint au vostre pareil.

Las ! voyez comme en peu d'espace,
Mignonne, elle a dessus la place
Las ! las ses beautez laissé cheoir !
Ô vrayment marastre Nature,
Puis qu'une telle fleur ne dure
Que du matin jusques au soir !

Donc, si vous me croyez, mignonne,
Tandis que vostre âge fleuronne
En sa plus verte nouveauté,
Cueillez, cueillez vostre jeunesse :
Comme à ceste fleur la vieillesse
Fera ternir vostre beauté.

(Ronsard)

https://www.bonjourpoesie.fr/lesgrandsclassiques/poemes/pierre_de_ronsard/mignonne_allons_voir_si_la_rose

viernes, 9 de agosto de 2024

Ahora confío en lo que veo

 


"Ahora confío en lo que veo" escribe alguien en una pared. Al lado, no sé, un mensaje críptico, para mí ininteligible, con caracteres de los que suelen acompañar a los "grafitis"...

Hace muchos siglos, el sabio Platón nos hablaba de una Caverna y solo sombras de la auténtica realidad. Lo que vemos, lo que podemos ver, solo sombras, qué pena....

No deberíamos  confiar pero hay algo ahora que hace confiar al escribiente de la estrecha e inclinada  calle Fernando III el Santo, en zona de bares, turistas y peregrinos. 

El mensaje, sin duda, posee un sentido que se nos escapa. Está escrito con claridad y buena ortografía, sólo se me ocurre....¿Se os ocurre algo?

A ver, lo digo. Podría ser que el del rotulador haya dejado de consumir "algo" que le enturbiaba la realidad. Podría ser, pasa palabra ...

Ya ve, Sor Austringiliana, confianza. Como música, podemos poner la "Sinfonía del Nuevo Mundo" de Dvorak. 



María Ángeles Merino

Malvas. Bien voy.










Mal vas.

Bien voy.

Como poeta

no voy muy allá. 

Agua que gira.

Flores malva.

El arco iris

no se ve.

Malvas.

Bien voy. 

Las peregrinas

 también van.

Mi paseo de ayer, por el Paseo de la Quinta, con la "poetastra" María Ángeles. 

Recordaba una anecdota de Fernando el Católico, dicen que Isabel le amonestaba yendo de camino: "mira, Fernando, que hasta las flores del campo te dicen que mal vas".

Ya ve, Sor Austringiliana, el arco iris del agua en las fotos no se ve. Me lo decían unas peregrinas. Y yo a jugar con palabras y flores de color malva, achicorias me dicen. Tan mala poeta como botánica. 

Ponemos "Música acuática" de Haendel, juguetona y festiva. Y con niños músicos. 

María Ángeles Merino




jueves, 8 de agosto de 2024

A falta de pan, buena es la galletita del café.

 



Un libro, una galleta y un pajarillo carbonero. A falta de pan, buena es la galletita del café. 

El libro muestra señales de vejez, no es el único. Le puse fecha y firma un 7 de julio de 1986. "Un viaje de novios" de Emilia Pardo Bazán, de la editorial Labor, que ya no existe, con un trabajo previo del romanista Mariano Baquero Goyanes, estudioso de doña Emilia y de otros, fallecido dos años antes, no lo sabías, seguro que entonces te daba igual quién prologaba. 

En julio de 1986, María Ángeles era una maestra en vacaciones que buscó, seguramente, una novela agradable y de un autor, autora, reverenciado en los manuales de lengua y literatura, especialmente los de Lazaro Carreter para la EGB. Tal vez, se sentaba en un banco del Espolón, a leer, mientras echaba un vistazo a sus sobrinos. ¡Vacaciones hasta septiembre! 

¡Qué descanso para tu garganta...y tus nervios, María Ángeles! 

"Un viaje de novios! seguramente te gustó, no la recordabas especialmente, ahí se quedó en tu estantería, creo que ahora la has disfrutado más. Prendada del personaje de Lucía, una inocente niña recién casada, pintada con los pinceles atemperados del "naturalismo español", que rabie monsieur Zola. 

Una joya de la literatura, moralista tal vez, pero qué trazos y colores en el accidentado viaje, a través de tierras españolas y francesas, con el equipaje del amor y la decepción. De León a Vichy, donde se tomaban las curativas, y malolientes, aguas, pasando por Hendaya, y a la vuelta...

El maravilloso caballero, maguer triste, al que conoce en el tren y el patán de su interesado marido. Y un coro de personajes como Pilar la tísica, menudo ejemplar de cotilla. Conoceremos Bayona, Biarritz, Vichy, como en una guía turística decimonónica, una Francia que fascinaba a los escasos españoles que podían permitirse pasar al otro lado, qué lujo. ¡Qué vocabulario!  

Realismo...mejor aún naturalismo frente al romanticismo ya pasado pero resistente.  ¿Naturalismo católico?, oui monsieur Zola.

 Estoy llegando al final, Lucía volverá a León, mucho más mayor, aunque solo hayan sido unos meses.

Ya ve, Sor Austringiliana, la compañía de un pajarillo carbonero y una buena novela, a ver cómo remata esto doña Emilia. Aconsejable de todas maneras. 

Entro en el trampantojo a ver qué pasa.


Uy,  madrastra Naturaleza, no parece madre, como proclamó la escritora en otra ocasión.

María Ángeles Merino

Ponemos la más célebre "Marcha nupcial".