Me pregunta el Facebook en qué pienso. Busco la foto.
En las trufas más famosas y cismáticas, las de las clarisas de Belorado. Recordaba el atractivo envase, azul y dorado, en forma de cruz, y su sabor, estaban riquísimas. Debo haber guardado la caja por ahí. En Internet, las anuncian a 50 euros la caja de 400 gramos.
¡Sor Sión! Me quedé con el nombre, se las regaló a mi hermano Agustín cuando, hace ya unos años, visitó el convento para un trabajo de enfermería. Me contaba que Sor Sión era joven y guapa, no sé si será de las "cismáticas". Tengo una imaginación a veces desbocada, pero no imagino a una clarisa clavando unas "tesis" heréticas en la puerta de la Catedral de Burgos. Y el arzobispo de Burgos, motero, de Bilbao y médico, con unos pelos como escarpias.
Ayer las monjitas de Belorado coparon los medios de comunicación, pero ellas no han hablado, solo unos fantoches disfrazados que a saber... Creí ver un punto de guasa en monseñor Iceta, no era para menos; aunque sectas y pelotazos inmobiliarios sean asuntos serios.
Se proclaman como tradicionales, antivacunas y de Franco. Y consideran herejes a todos los Papás posteriores a Pío XII. ¡Cielos!
¡Qué cosas!
Ya ve, o mejor no vea, Sor Austringiliana.
María Ángeles Merino
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