"Hay vida en el secarral", me escribe mi hermano en un "guasap", junto a la foto de unas flores bien amarillas, en lo más árido del páramo de Palacios de Benaver. A ver qué pueden ser, la aplicación Lens sugiere jacobaea, hierba de Santiago o hierba cana.
Ayer buscaba, en la biblioteca pública, un libro: La muerte contada por un sapiens a un neandertal que Juan José Millás escribió en diálogo con Juan Luis Arsuaga. repartiéndose la parte literaria y la científica. Como no lo encontraba, pedí ayuda a la bibliotecaria que consultó el ordenador. Estaba prestado, pero la pantalla me ofrecía otro, con la misma técnica, anterior y de los mismos autores: La vida contada por un sapiens a un neandertal.
¡Vida! La vida es más interesante que la muerte, comento. Tampoco estaba en las estanterías, tal vez en el carro de los libros devueltos. Sí, ahí me esperaba, la funcionaria conoce bien su oficio.
Esta mañana, el libro reposaba junto a mi ventana, junto a las petunias rojas y el episodio nacional de Galdós que me acompaña ahora.
Abro el libro en compañía del paleontólogo y el novelista, en Guadarrama, en un valle yacimiento neandertal. Es una mañana soleada y allí aguarda la vida, la nuestra y la que vivieron unos neandertales. Arsuaga la disfruta y Millás nos la devuelve en palabras:
"A medida que nombraba a las plantas, las acariciaba suavemente con la yema de los dedos de la mano izquierda, sin dejar de sostener el paraguas con la derecha. Por mi parte, donde antes solo apreciaba un conjunto indiferente de vegetación, ahora, además de gordolobos, escaramujos y amapolas, veía conejitos y chupamieles y lino silvestre, de donde deduje que la palabra, como venía sospechando desde hace tiempo, es un órgano de la visión. De una visión, en este caso ampliada, porque allá donde volvía los ojos, descubría un fulgor insólito. Una simple abeja, con la cabeza hundida en los penetrantes de una flor, devenía en una exhibición biológica extraordinaria." (Página 22 del libro citado abajo).
"La palabra es un órgano de la visión". Es vida y nos devuelve la vida. En el secarral de Palacios de Benaver, en un valle tectónico de Guadarrama o en cualquier otro paisaje.
"En el principio era la Palabra".
Ya ve, Sor Austringiliana, también en la Biblia.
María Ángeles Merino
La vida contada por un sapiens a un neandertal. Juan José Millás y Juan Luis Arsuaga. Editorial Alfaguara. Septiembre de 2020.
Yo con la planta sólo llego a decir "asterácea". Seguramente es la hierba de Santiago que comentas.
ResponderEliminarYo compré la primera novela de Millás y Arsuaga en la Librería del Espolón. Disfruté mucho con su lectura, muy didáctica y amena. Tanto que luego tomé prestada de e-Biblio de Castilla y León la segunda novela, que no me gustó tanta. Segundas partes...
Dale recuerdos a Sor Austringiliana :)
Asterácea o hierba de Santiago, nos llama la atención su belleza y resistencia. Yo también estoy disfrutando con la primera de Arsuaga y Millás la de la vida. La de la muerte, veremos. Le doy recuerdos a Sor Austringiliana y un saludo, Diego. Felices paseos.
EliminarMuy interesante el enlace de esta planta amarilla que también crece por los secarrales de Pardilla y siempre me he preguntando por ella, pues el amarillo en las flores, me gusta de una forma muy especial, tontunas que tiene uno con la edad.
ResponderEliminarComo interesantes debe de estar también los dos libros que mencionas y de los que he oído hablar a sus autores, alguna vez mientras escuchaba la radio, gustandome lo que decían, pero ya sabe su reverencia que hasta que no termino uno, no puedo coger otro. Limitaciones que tine una.
Entre libros y bibliotecas andamos, mientras las flores del otoño, que también existen, nos acompañan en nuestros paseos.
Toque sin tocas, con un beso de
Luz
Entre libros y bibliotecas, sacamos gusto a la vida. Toque de tocas a Sor Pardilla y un beso a Luz.
ResponderEliminarY con lo que crece en los secarrales.
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