martes, 16 de agosto de 2022

Imágenes y lecturas de un día de calor. Y dos esquelas.



Biblioteca Pública de Burgos. Burgaleses de 1921 y arco tardogótico.


 Un día de calor, demasiado para el que acostumbramos por estas tierras. Me acerco a la Biblioteca Pública de Burgos a devolver un libro que pasará inmediatamente a las manos de mi amiga, tras registrarlo en la maquinita bibliotecaria virtual. Nuestros paseos veraniegos se han convertido en informal club de lectura: lo leo, le voy contando y motivando a la compañera,  comentamos el anterior  y la aviso cuando lo vaya a devolver. Este verano siempre novelas de José María Merino, un escritor de los grandes al que yo confundía con Luis Mateo,  otro grande de edad y paisaje similar. Escribe tan bien que qué más da lo que nos cuenta, aunque también el contenido merezca mucho la pena...y enganche. Eso sí, los escritores siempre escriben de sí mismos y sus vivencias, tras leer cuatro de sus novelas, le pillamos al señor académico los lugares comunes. Escribe que no le gusta la autoficción, pero nos contó su confinamiento, al mismo tiempo que literaturizaba la vida de la pintora Sofonisba. Es humano. La novela posible podía ser el título de todas sus novelas. La conclusión sería que los escritores escriben siempre sobre sí mismos y sobre sus luchas con las palabras. ¿Cómo monto el libro? ¿Cómo estructuro todo esto que tengo en la cabeza?

Cruzó el puente de San Lesmes y en el tablón de anuncios de la iglesia hay dos esquelas;  me acerco siempre si veo los lúgubres papeles bordeados de negro, como aquellas cartas que escribía mi abuela en sus años de viudez.  No conozco a los recientes difuntos ni me suenan los apellidos, me fijo en las edades, ochenta y uno y sesenta y cinco. Ese último número me alerta, todavía es pronto... La parroquia de San Lesmes es de "alto standing" y los mendigos de la puerta son fijos, las señoras encopetadas los conocen y con la limosna van algunas palabras, también de limosna.

Paso al otro lado de la Plaza de San Juan y entro en la biblioteca, me recibe gente del siglo pasado y un arco tardogótico,  sí,  comprobadlo en la foto.

Subo al primer piso, busco la estantería donde esperan los libros del autor escogido y me decido por El río del Edén. Devuelvo Musa Décima y registro el nuevo préstamo. Enseguida pasa a manos de mi amiga,  con su tarjeta en la mano. 


El río Vena lleva poca agua, abrazada por los hierbajos y las campanillas.  Estamos en sequía,  Sor Austringiliana. Sequía que no es solo de agua. 


María Ángeles Merino y su verano sin playa ni campo. Bueno,  sí,  en Burgos el campo entra dentro de la ciudad. 


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