Otro rinconcito para María Ángeles Merino, en diálogo con su Sor Austringiliana.
domingo, 29 de septiembre de 2019
Veranillo de San Miguel.
La tierra se airea y muestra su desnudez. Es el veranillo de San Miguel, con sol y cielo azul. El palomar, la tapia y el ciprés. El cerro y los terrones grises.
Aquí estoy, Sor Austringiliana, frente a un paisaje que hice mío, un día en que convoqué a la niebla de la memoria.
En Palacios de Benaver, un pueblito del páramo burgalés, junto al monasterio benedictino de San Salvador.
María Ángeles Merino estuvo allí. Sigue abierta la convocatoria.
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Qué buen lugar para que le pille a uno cualquier veranillo...
ResponderEliminarUn buen lugar para escapar cualquier veranillo.
ResponderEliminarSeguro que merendasteis con buen café (o té) y mejores pastas, mientras el sol iba cayendo.
ResponderEliminarBuenos días. Vuestras reverencia no olvida y de vez en cuando visita el lugar donde se encuentra el convento donde nos conocimos, aunque nuestra amistad, permítame que se lo diga, viene ya de lejos. Y así es que los lugares donde fuimos felices, nunca los olvidamos y siempre volvemos a ellos, porque estos paisajes de llanura castellana, tanto a su reverencia como a mi humilde persona, nos conmueven y emocionan de una manera especial y más si tenemos el veranillo llamado de San Miguel, aunque ese día también se celebra a San Rafael y San Gabriel, ya sabe, lo tres arcángeles de Dios.
ResponderEliminarUn toque de tocas porque para mí, aunque sor Austringiliana se quedó perdida ya en los canalículos ( no recuerdo como lo escribíamos) me gusta hacer de esta que lo es
La sor Pardilla
No lo olvidamos, amiga.
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