domingo, 29 de septiembre de 2019

Veranillo de San Miguel.


La tierra se airea y muestra su desnudez. Es el veranillo de San Miguel, con sol y cielo azul. El palomar, la tapia y el ciprés. El cerro y los terrones grises. 

Aquí estoy, Sor Austringiliana, frente a un paisaje que hice mío, un día en que convoqué a la niebla de la memoria. 

En Palacios de Benaver, un pueblito del páramo burgalés, junto al monasterio benedictino de San Salvador.

María Ángeles Merino estuvo allí. Sigue abierta la convocatoria. 

5 comentarios:

  1. Qué buen lugar para que le pille a uno cualquier veranillo...

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  2. Un buen lugar para escapar cualquier veranillo.

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  3. Seguro que merendasteis con buen café (o té) y mejores pastas, mientras el sol iba cayendo.

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  4. Buenos días. Vuestras reverencia no olvida y de vez en cuando visita el lugar donde se encuentra el convento donde nos conocimos, aunque nuestra amistad, permítame que se lo diga, viene ya de lejos. Y así es que los lugares donde fuimos felices, nunca los olvidamos y siempre volvemos a ellos, porque estos paisajes de llanura castellana, tanto a su reverencia como a mi humilde persona, nos conmueven y emocionan de una manera especial y más si tenemos el veranillo llamado de San Miguel, aunque ese día también se celebra a San Rafael y San Gabriel, ya sabe, lo tres arcángeles de Dios.

    Un toque de tocas porque para mí, aunque sor Austringiliana se quedó perdida ya en los canalículos ( no recuerdo como lo escribíamos) me gusta hacer de esta que lo es

    La sor Pardilla

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