lunes, 4 de noviembre de 2024

Jugamos y no aprendemos



El sábado, miraba ensimismada el agua de la fuente, frente al Malatos. Jugaba con la luz y los colores de una mañana de otoño. ¡Con la que ha caído, María Ángeles! ¡Agua!

Ayer, leía al escritor Manuel Vicent, tan valenciano: 

"La tierra que te da de comer con sus frutos, puede aplastarte con un terremoto; el aire con esa   brisa tan agradable puede convertirse en un huracán devastador; el fuego que arde en la chimenea es capaz de incendiar los bosques y el agua que bebes puede llevarse por delante tu vida con todos tus enseres. Los científicos habían advertido ...sin duda algunos políticos no han estado a la altura de este cataclismo, pero si algún miserable trata de sacar partido de esta desgracia echando la culpa al adversario será como uno más   que aprovecha el caos para realizar un pillaje en un supermercado...es el momento de la solidaridad y el arrojo ante el infortunio. Con muchas lagrimas los muertos serán enterrados...seguiremos jugando a desafiar a la naturaleza, como siempre, sin haber aprendido nada."

("Valencia en el corazón", domingo 3 de noviembre de 2024, El País)

No aprendemos, nunca aprendemos, Manuel Vicent. El agua sigue su camino.

Ya ve, Sor Austringiliana, palabras de valenciano.

Valencia, en el corazón de todos. 

María Ángeles Merino



domingo, 3 de noviembre de 2024

Pensamientos y soledades

En la orilla del río Vena, han plantado pensamientos de tres colores. Me acerco y pienso en pensamientos, entro en el "mí mismo" en el que no entra nadie, soledades a las que voy y vengo. No puedo venir más lejos, como escribía Lope en un poema del que recuerdo algunos versos. Lo busco en el móvil, el móvil lo guarda todo, en sus canalículos. 

 Y leo a Lope. Y recuerdo a una madre de familia, basilisca, indignada porque su hijo había de leer a sus tiernos seis años un poema que "por lo menos" tenía cien años. 

No señora, tiene más de  cuatrocientos. Era 2007, paciencia. 

El pensamiento viaja lejos, en el tiempo también. Todo empezó por unas florecillas. 

Y, en el móvil, Ara Malikian, tocaba "Pisando flores", con su violín. 

Leemos a Lope: 

"A mis soledades voy,

de mis soledades vengo;

porque para andar conmigo

me bastan mis pensamientos.


¡No sé qué tiene la aldea

donde vivo y donde muero,

que con venir de mí mismo

no puedo venir más lejos!"

...

(Felix Lópe de Vega y Carpio, de dominio público pues hace más de cien años que murió).

Ya ve, Sor Austringiliana, pensamientos y soledades.

María Ángeles Merino