jueves, 20 de junio de 2024

Lectura en San Amaro. "Ictus" de Rubén Abella.

  



 





 

 


Viene de mi otro blog, "La arañita campeña".Ya ve, Sor Austringiliana, qué lugares escojo para leer un poquito, en silencio.

 Ayer pasaba por delante de una tapia bien conocida, y unas amapolas tiraron de mí. Adentro, vamos a pasar, aunque solo sean unos minutos, a un recinto de silencio y paz, junto a la ermita de San Amaro. No importa la fe ni la no fe. 

Tras una mirada al yacente y pétreo santo y un saludo a las "custodias", de los Custodios de San Amaro supongo, que no sé si me oyeron, busqué un banco al sol y sombra, como a mí me gusta.

 Un momento, he de visitar al ángel de la antigua  tumba enrejada que yo siempre imaginaba, equivocadamente, como de niño muerto a temprana edad. La vegetación lo abrazaba y  mostraba sus púas de rosal, ahora se ve todo mejor cuidado.

Un poco de lectura, llevaba en el bolso la novela "Ictus" de Rubén Abella, la segunda que leo de este autor recién conocido. Uno de los protagonistas, en un día muy difícil, comparte un amargo calimocho con un antiguo compañero al que no reconoce.

Está tan bien escrito que reconozco el gusto de un vino malo, malísimo, con muy poca cocacola. Una bebida que desconozco, por cierto, pero es el poder de las palabras, de la literatura. Sí, le faltaba dulce. La vida y sus malos sabores, sus "ictus" y desilusiones. Y nos priva de los sabores gratos, no los reconocemos, aunque estén ahí. 

Miré el reloj y rodeé el recinto del antiguo cementerio, junto a una cruz oxidada alguien había colocado unas flores contra el olvido. La tapia de la salida mostraba también amapolas.

Salgo, el Parral está candado y paseo junto a ka tapia. Una amiga me llama por mi nombre, también ha estado en San Amaro, al frente de una visita con un grupo de mujeres  Es un placer hablar con ella, de literatura y de más cosas. Nos despedimos junto al puente Malatos.

Mi visita a la UBU, a resolver un pequeño trámite, tuvo está coda.

María Ángeles Merino

lunes, 10 de junio de 2024

Europa y la "Chata Berenguela".

 







 El sábado tuvimos tarde de lluvias y llovió con ganas, que se lo digan a los bomberos. Fue una tarde de reflexión y lectura tras la ventana. 

Leía. Era mil ochocientos treinta y seis: Benito Pérez Galdós, en el episodio "Luchana",  me condujo por un Bilbao asediado por los carlistas, los "facciosos", los que solo cesaban de disparar a la hora del rosario. 

¿Quedan, en 2024,  algunos lodos de aquel polvo carlista de guerra civil? Ahora, afirman los medios de comunicación,  estamos "polarizados". Ya llovió desde 1936, pero las dos Españas "se guardan aún el rencor de viejas deudas".Y las dos Europas, más enfrentadas que nunca.


El domingo amenazaba lluvia y llovió,  apenas mojaba las patitas de los gorriones. Una mañana  meona que no puso trabas ni al paseo ni a las visitas a los colegios electorales. Estupendo.

Mientras tomaba un segundo desayuno dominguero, es mi costumbre cuando voy a votar, tomarlo allí, en la que sigo llamando cafetería Milán, ahora franquicia panadera. Eché un vistazo al periódico recién comprado: "Europa mide la ola ultra". Uy, Europa tendrá que surfear, dije para mí. 

Y a mi colegio fui, el mismo de mis años escolares, el que cambió el nombre del dictador por el de mi río Arlanzón; pero a mí me tocó el general superlativo, qué suerte los niños de ahora en un cole con tantos colores. 

 Era inevitable, entro por el patio y soy una niña de bata blanca y chalina cantando en un corro cancioncillas como lo de la Chata Berenguela. Como es tan fina, güi güi, güi, se pinta los colores, güi, güi, güi, con gasolina, o brillantina, y su madre le dice, güi, güi, güi, quítate eso, que va a venir tu novio, güi, güi, güi, a darte un beso, trico, trico, tri. 

Entro, cojo la papeleta, a la vista del que me quiera mirar, y sigo a una vecina hasta la mesa que nos toca, el DNI y adentro el voto. 

Europa comienza una aventura, se ha pintado los colores como la Chata Berenguela y espera a unos novios que van a darla un beso. Nunca tuve claro por qué la Chata Berenguela, o Merengüela, terminaba con un carrillo muy colorado, si fue un beso u otra cosa. Hay novios y novios. 

"Bienvenidos a una nueva aventura" dice la coloreada puerta de un aula. Dejo allí a la niña de bata blanca, anda, María Ángeles, vuelve a tus sesenta y pico tacos. 

Hago una foto al río Vena: cae agua sobre el agua y pasa un autobús a Cortes.

Cumplí con mi deber ciudadano. 

A Europa le toca, nos toca, surfear. Ya ve, Sor Austringiliana. Oui, oui, oui. 

María Ángeles Merino

jueves, 6 de junio de 2024

Corpus y curpillos.

 





Ayer preparaban La Quinta para ser el Parral del Curpillos de este año. Es una fiesta que se celebra en Burgos, siempre en viernes, pasada una semana del Corpus, siguiendo aquello de "todos los Santos tienen su octava". Este año toca el 7 de junio. 

Fiesta religiosa, romería, botellón autorizado, merendola, día de las peñas, mercadillo, de todo tiene un poco y no encaja en ninguna definición. Los pinchos típicos: el "chorimorci" y el morro, a veces con pelusa de guarnición.

Es más fiesta que las fiestas, es el día en que más gente por metro cuadrado podemos encontrar aquí. Siempre se ha celebrado en el Parral, junto al barrio de Huelgas, pero este año se traslada a la Quinta por obras, en el lugar habitual. 

Los árboles del Parral tienen mucha memoria de los "parrales", pero estos de la Quinta no saben lo que les espera. Memoria en los árboles, que tontadas digo....

Ya han instalado muchos contenedores, han delimitado espacios y demás. 

Di mi paseo en el silencio de un miércoles y me senté a leer, un poco,  en el banco de piedra donde los amigos de las ardillas cascan nueces y avellanas. ¿Y si no vuelven del susto? Más tontadas que se me ocurren.

Por la mañana, junto al monasterio de Huelgas, sacarán en procesión el Pendón, el de la batalla de las Navas de Tolosa, que no es pendón por cierto. Esa es otra historia ...almohade.

Ya ve, Sor Austringiliana, el Curpillos y los pendones.

María Ángeles Merino

martes, 4 de junio de 2024

Soledades con gato y sobrina.









 Ayer visité las soledades de Palacios de Benaver, el pueblo del páramo de Burgos que, a falta de pueblo propio, mi familia ha adoptado como tal. Y el primero que salió a recibirnos fue un gato solitario, le dimos algo de comer, le pusimos agua, y agradeció el detalle, aunque el comedero rojo nos dice que alguien se preocupa de él y ya sabemos que estos gatos de campo se las apañan muy bien, ratones y topillos escondeos.

Aproveché para poner al día la portada de mis blogs: la tapia del monasterio, el ciprés, el trigal y el cerro, lo de siempre pero con gato.

Seres humanos también muy escasos: un hombre regaba el huerto del cura, cercano al río Ruyales, y un grupo hospedado en el convento salía a dar el paseo de después de vísperas. Una voz advertía al de la manguera que "el que no hace na va a regar", hay quién no se aguanta sin dar la opinión. 

El campo estaba bonito, agradecido a la lluvias. Es el tiempo de las amapolas y las rosas alivian la desnudez de la arquivoltas de la portada.

Es 3 de junio, el sol seca el trigo y el viento lo mece. Va a ser buena la cosecha dicen.

Arranca el coche, mira Paola esas nubecitas algodonosas, cada vez hay más molinos,  aerogeneradores, qué trabajo tendría don Quijote. Las cosas de la "aunt", sobrina. 

Ya ve, Sor Austringiliana, bajo su ciprés.

María Ángeles Merino

sábado, 1 de junio de 2024

Con manos mejor.

 




Entramos en el MEH, después de echar una breve mirada a las rosas silvestres, un recuerdo a la flora de la Sierra de Atapuerca. 

En la sala,  nos recibe, en la pantalla, la imagen de un arriesgado y feliz niño subido a una bici:  "Mamá, mamá: Mira sin manos". El niño no existe, es Inteligencia Artificial, qué pena, tan encantador y guapito nos había parecido.

Era el título de la conferencia del pasado miércoles 29 de mayo, en el Museo de la Evolución Humana. Allí tuvimos el privilegio de escuchar a la bióloga Laura Rodríguez, del Área de Antropología Física de la Universidad de León, especialista en extremidades que tuvo en sus manos las manos, hermosa redundancia, de los homínidos que yacieron en la Sima de los Huesos, en Atapuerca. 

¿Qué tienen de especial nuestras manos?

 La doctora nos explica la evolución de las manos en los monos y en los homínidos, hasta llegar al pulgar oponible, el que nos permite la "pinza". Nos las miramos, las movemos, hay quién hace los "lobitos...

Las manos que nos permitieron ser los más sabios, guiadas por un cerebro que creció a la par. La bicicleta mejor con manos. 

Ningún mono fabrica herramientas intencionadamente, manos para lo mejor del ser humano y también para lo peor, así es Sor Austringiliana. 

María Ángeles Merino

Aquí lo tenéis en You Tube. 

https://www.youtube.com/live/dYaeR1aY6vc?si=_MDf7RPvpQNj_nnp