sábado, 10 de junio de 2023

Tormentas río arriba. Sol río abajo.

 












Se barruntaba una tormenta. Se notaba en la luz, en el aire y en los pájaros que se las saben todas. 

Unas mujeres discutían agriamente, me da la impresión de que empezaron  por alguna bobada. "Eres una soberbia, yo sé muchas cosas malas de ti y de tu familia, a mí me vas a contar, si supieras lo que dicen de ti, sí, esa gente que te conoce. No te enteras de nada, vas a la tuyo...". La de  la bronca se fue, montó en la bicicleta que llevaba de la mano y tomó otra dirección. La otra mujer se quedó paralizada, yo la pregunté si se sentía mal. Me contestó: "no, no sé que le pasa a esa, dice que no me entero nada, podría escribir un libro con sus historias personales, creo que anda mal de salud y tiene problemas, a quién le faltan.". 

Le contesté: hay gente tóxica, es mejor huir, por salud. Tranquila, mujer. Seguimos andando río arriba.

Poco después ,un poco más adelante, a paseantes y peregrinos nos pilló un fuerte chaparrón. Nos refugiamos bajo el puente de la autovía, nos mirábamos con un gesto de comprensión, pero nadie decía esta boca es mía. Pronto salió el sol y  los peregrinos echaron a correr, les quedaba un buen trecho para el albergue. La mujer, la que yo intentaba tranquilizar, había desaparecido, se fue sin decirme adiós, creo que la conozco. Creo que conozco a las dos. Volví a casa, río abajo.

Ya ve, Sor Austringiliana, hay tormentas también en los seres humanos. Buscamos albergues. El amor, la familia, los paseos, los buenos libros, seguir aprendiendo cosillas y...las buenas amistades. 

María Ángeles Merino

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