miércoles, 15 de febrero de 2023

Dulcísimo sueño


 El motivo de ponerme a escribir esta entrada es la extrañeza que produjo en algún amigo de las redes sociales. ¿Qué te pasa? ¿Por qué publicas esa foto? 

No pasa nada pero...

Un sueñecito en el sofá, así me pilló la cámara de un móvil familiar.

 ¡Qué Navidades! Con lo antipáticas que ya me caen de por sí.

En Urgencias, me recetaron Enantyum y Nolotil para el dolor de mi brazo derecho. Por mi cuenta, me sometí a cuatro sesiones de "fisio" y vi las estrellas del firmamento.

 ¡Calla, exagerada!

El cuidado de mi madre y las tareas impropias de mi sexo, la casa... Quería hacer lo de todos los días y no podía, llegué a gritar y a llorar. Y, en la calle, no podía parar, Mi historial no contempla partos ni cólicos, lo que se suele considerar más doloroso. Recordaba vagamente algún dolor de muelas, en el siglo pasado...

Dicen que el dolor corporal no tiene memoria, así será, pero nunca olvidaré  el mes de diciembre de 2022 en que conocí dolor físico de tamaña magnitud. Como el de don Quijote con el brazo atado y colgado, algo así...

 ¡Exagerada! Y quijotesca, siempre con lo mismo...

....y, así, no se hubo movido tanto cuanto cuando se desviaron los juntos pies de don Quijote, y, resbalando de la silla, dieran con él en el suelo, a no quedar colgado del brazo, cosa que le causó tanto dolor, que creyó o que la muñeca le cortaban o que el brazo se le arrancaba. Porque él quedó tan cerca del suelo, que con los estremos de las puntas de los pies besaba la tierra, que era en su perjuicio, porque, como sentía lo poco que le faltaba para poner las plantas en la tierra, fatigábase y estirábase cuanto podía por alcanzar al suelo, bien así como los que están en el tormento de la garrucha, puestos a «toca, no toca»...

Sí, ya sé que existen padecimientos mucho mayores...

¡Quejica! Si te asomaras a un hospital...O pensaras en los seres humanos que se les ha caído la casa encima, en Siria y Turquía. Dolor de todas clases. 

Ya ve, Sor Austringiliana, nunca había escrito en el blog  mis alifafes, me llegó el momento de contar achaques. 

Recuerdas cuando te sonreías al escuchar a tus compañeras de trabajo mayorcitas, siempre a vueltas con la tensión y el reúma.

 Ya pasó, afortunadamente. Cuando el dolor remitió , que dulcísimo sueño. 

¡Qué Navidades! ¡Señor, qué Navidades!

María Ángeles Merino.

2 comentarios:

  1. Me alegro que todo haya pasado. Y me parece que Sor Austringiliana ha tenido muy poca empatía, ya le vale con todo lo que le cuidas tú a ella. De lo contrario, ¿dónde estaría? Olvidada del mundo. La manta de mi sofá es idéntica a la tuya. ¡Ja, ja, ja!

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  2. Y eso que le di la vida, la Sor ni caso.Si no fuera por mí que la saque de mi entramado neuronal,aunque siempre diga que la rescaté de los canalículos de internet. Gracias por llegar hasta este rinconcito.Un abrazo, María Pilar.

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