domingo, 20 de diciembre de 2015

De bibliotecas, multiplicaciones y votos.



Le cuento, Sor Austringiliana:

He ido a mi colegio, el de mi infancia, a votar. 

Entro por el patio y leo en los cristales de las ventanas: 

"Siempre imaginé que el Paraíso sería una biblioteca"

¡Me gusta! 

 Paso por delante de aquella escalera que subí tantas veces, con mi bata blanca y mi chalina azul. ¿Qué es eso que han puesto en las escaleras? ¡La tabla de multiplicar del 2! Una didáctica idea.

En la mesa están las papeletas, elijo la papeleta blanca y marco con bolígrafo las tres cruces en la de color sepia. 

Antes de ir a la urna, miro otra vez la escalera. ¿Qué hay que multiplicar?

Entro con mi carnet de identidad y los dos sobres cerrados. 


Deseo que se multiplique el trabajo, la educación, la sanidad, la cultura, los servicios sociales...

¡Y bibliotecas, claro!

Quiero  que se multipliquen, pero sólo por cero: la corrupción, el paro, el derroche, los recortes, los deshaucios, la desprotección del débil, la incultura...

Me voy. En el patio, aquel de mis recreos, me parece oír una canción de corro. 

Hasta la próxima.

Gracias Sor Austringiliana, por escucharme. 


6 comentarios:

  1. Buenas noches, Abejita de la Vega y Sor Austringiliana:

    Es curioso, no recuerdo que al llegar al colegio entrase por esa puerta del patio que da a la calle Vitoria. Siempre me viene a la memoria, la de la calle Bernabé Pérez Ortiz, y explicando mi retraso delante de Conserjería.
    Coincido en parte, con el tema del Paraíso; al menos, sí que una biblioteca es una de sus parcelas, en la tierra.

    Abrazos.

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  2. El viejo edificio ha sido transformado en línea con las necesidades de los nuevos tiempos. Hace mucho que no veo a nadie usar esa puerta que dices, la que usábamos en nuestros años escolares. Ahora se entra por el patio, supongo que el conserje estará atento a que,en horas de clase, la puerta esté cerrada, que si se escapa un niño es un grave problema. La accesibilidad es mucho mejor así, ahora se da mucha importancia a eliminar barreras arquitectónicas, minimizar el uso de escaleras.
    En 1977, volví al colegio como alumna de Magisterio en prácticas, eso no te lo había contado. Te contaré por correo mi visión de entonces, a mis veinte años. Ya nada era lo mismo, normal.
    Un abrazo, Gelu. Gracias por acompañarme en este paseo nostálgico.

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  3. ¡Ay! sor Austringiliana, esos recuerdos que nos traen lo que permanece en lo esencial, aunque se haya cambiado en lo aparente, nos hace pensar y también escribir.

    Sí si que debe estar cambiado ese colegio donde su reverencia debió pasar los primeros años de su infancia. Me gusta la foto de la tabla de multiplicar en los escalones. Es una buena ocurrencia. ¡Las bibliotecas, por desgracia en estos tiempos, se están quedando un poco antiguas, pero a mí me siguen gustando y si no entro en el paraíso, cuando las visito, es algo que se le parece.

    Toque de tocas

    La sor que me gusta ser en el diálogo con su reverencia, la sor, repito, Pardilla, como también me gusta este relato entrañable de su niñez. Se lo digo con todo el respeto que nuestra orden nos deja manifestar.

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  4. Debe ser una sensación extraña esa de regresar al colegio en el que estudiaste para votar. A mí no me ha pasado...

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  5. Buenos días, Sor Austringiliana:

    Cuánto frío aguantarían esas manos -encallecidas y ásperas-, y los cuerpos de sus propietarios, mientras cantaban los martillos, labrando las piedras.
    Enlazo un video de este arte.

    Abrazos

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  6. Sor Austringiliana:

    Disculpe que le haya dejado aquí el comentario que corresponde a la entrada anterior, pero no había manera de que me lo aceptara Blogger.
    Felices días de este 2015, y los mejores deseos para el 2016.

    Abrazos

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