domingo, 28 de diciembre de 2008

El Cid sólo era un mercenario que se vendía al mejor postor


Ele Bergón dijo a Sor Austringiliana:
Hola monja del siglo XII. Ya es hora de que me digas tu nombre. Es más creo que esta comunicación epistolar creo que la voy a poner en la página principal, no aquí en los comentarios que casi nadie lee.

A qué te refieres con eso de ¿es pecado? ¿a beber las hierbas de la hermana Florentina? o ¿a que el juglar de San Esteban de Gormaz visitase tu celda? Por aquí y a estas alturas del siglo XXI ya nada es pecado, así que lo que hayas disfrutado entonces bien con el sentido del gusto o con todos los sentidos quédate con ello y que no te cause remordimientos. No sé si sabrás que ya no existe el infierno, parece que el cielo aún no se ha extinguido, pero el purgatorio....creo que tengo mis dudas

.Por lo que leo ¿puedes confirmar que uno de los autores del Cantar del Mío Cid, fue entonces un juglar de San Esteban de Gormaz? ¡Cúanto mintió¡ Pues al fin y al cabo el Cid sólo era un mercenario que se vendía al mejor postor. Pero bueno, a los mitos es mejor dejarlos mtificados. Nos gustan más.

Seguimos en contacto.

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