domingo, 2 de noviembre de 2025

Salir o no salir. Y terminé bajo una estrella.


 Qué bien, anclada en el sofa. No me decidía a salir, el jueves por la tarde.

 Al final arranqué, tengo que ir a comprar un libro. Antes, paso por la exposición de Cajacírculo, en la Plaza de España: sobre el antiguo y desaparecido  Palacio Arzobispal de Burgos, un mazacote que robaba vista de la Catedral.

 Y lo vi, antes y después del derribo, allá por 1914, una ilusión de la Inteligencia Artificial: a ponerse las gafas de realidad virtual y cuidado que caen piedras, mira qué procesión con los gigantones y todo. Mentirijillas de la nueva tecnología. 

Y compré Luces de Bohemia, para el Club de lectura de La Acequia y...vamos a andar un poco más, a hacer los diez mil pasos. Mira, suben señoras por la Puerta del Sarmental, alguna conferencia seguro, no tengo entrada.

Arriba con los escalones y pregunto, dan conferencia de arte, el de la puerta me deja entrar. A la capilla del Condestable, donde va a comenzar una charla sobre las vidrieras de allí mismo, las de Arnau de Flandes, que van a restaurar, costoso pero merece la pena.

La investigadora Doña Celestina Losada nos va a hablar de ello, las está estudiando, para el Ministerio de Cultura.

Fue interesante, una visión general de la Capilla, no demasiado de las vidrieras, que no cayeron con la explosión, yo pensaba que sí. Aquella, tan cargada de pólvora y con los soldados napoleónicos en retirada, las dañó gravemente. 

Mis ojos disfrutaban de la estrella y de miles de esculturas y filigranas, toda la historia del mundo, en versión bíblica, para  la última morada de doña Mencía y su esposo el Condestable de Castilla. 

Primero, no pensaba salir, luego solo a comprar un libro, después a la exposición. Y acabé el día en la Catedral, bajo la estrella de ocho puntas  y frente al retablo de la Purificación. Inmenso todo.Un poco de frío, pero no mucho. Hice bien en arrancar del sofá.

A casa. Por la calle de la Paloma, algunos jóvenes, y no tan jóvenes, ya iban de "juernes",  

Ya ve, Sor Austringiliana, salir o no salir. Y terminé bajo una estrella. 

María Ángeles Merino Moya 



https://elcirculo.es/exposiciones/el-antiguo-palacio-arzobipal-de-burgosun-viaje-al-pasado-a-traves-de-la-realidad-virtual

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sábado, 1 de noviembre de 2025

Sin bastón pero con alas

Sin bastón, pero con alas. El bastón llegará, todavía no lo necesito, gracias. Las alas de leer y aprender, espero que me duren más allá del bastón. Un buen libro acompaña en el autobús.

Ya ve, Sor Austringiliana, la mejor compañía. 

Érase una viejecita...

María Ángeles Merino



viernes, 31 de octubre de 2025

Flores tristes


 Es tiempo de flores tristes.

¿De dónde viene la costumbre? Me gustan todas las flores, todas, menos esas. Parece que de muy antiguo. 

Me dicen que, en Japón, el crisantemo es la flor nacional, otra cultura.

Por favor, os lo ruego, no llevéis flores de plástico a los muertos.

Pensad si las lleváis a los muertos o a los vivos, que vean...

La cancion de Mecano suena irreverente, pero es lo que me ha venido a la cabeza: "Y los muertos aquí lo pasamos muy bien, entre flores de colores...".

Ya ve, Sor Austringiliana, flores tristes. Ahí, junto al Mercado Norte, han instalado los puestecillos. Se ganan su pan, lo respeto.

María Ángeles Merino Moya



https://aranitacampena.blogspot.com/2010/10/tiempo-de-flores-tristes.html


domingo, 26 de octubre de 2025

Mural prehistórico. Miedos y sueños.

 




Ayer, mis pies me llevaron a la orilla, un poco embarrada, del río Arlanzón, pasado el puente de San Pablo y en paralelo al Museo de la Evolución Humana (MEH).

Me salieron al paso los animales prehistóricos de un mural pintado, y un poco esculpido, por un taller de empleo. Son  trabajadores con ilusión, se nota y es de agradecer; aunque sean subvenciones, que todo funciona así, ay señora alcaldesa. 

Por la pintura trampantojo, allí me colé. Veía al elefante de poderosos colmillos, al rinoceronte como un tanque, al fiero león cavernario de dientes como sables. Qué vida tan dura y azarosa la de aquellos hombres y mujeres de la Sierra de Atapuerca, hace miles y miles de años, que lo del Cid es de anteayer.

Despues de un día ocupadísimo en buscar peligrosamente el sustento, la noche no llegaría exenta de miedos. ¿Y si ronda por ahí alguna de esas fieras? ¿Se atreverá a entrar? ¿Saldrá el sol mañana? ¿Se nos acabará la comida? ¿Vivirán nuestros niños?  ¿Qué hacemos con los viejos y los que no pueden seguirnos? ¿Cazaremos algún animal?  ¿Quedarán bayas, frutos, raíces, algo que echarnos a la boca? ¿Y animales muertos? ¿Qué hacemos con esos del otro lado de la sierra que nos levantan la caza?



Ahora, en medio de la noche, nos desvelamos y damos vueltas a la cabeza, no nos faltan miedos, no somos tan distintos al "antecessor" Miguelón, aunque nuestra vida sea más cómoda y no ronde por ahí ningún oso cavernario. 

Y soñar, soñarían. ¿Para qué los sueños, batiburrillo de nuestra actividad cerebral? ¿O hay algo más, señores científicos o señores poetas? No existe un José, como el de la Biblia, que interprete los sueños al faraón. 


Sigo mi paseo, por la orilla del Arlanzón otoñeada. Canta el agua y cantan los pájaros, lo natural nos esponja. Tengo que comprar algo de fruta en el mercado, me paro a hablar con una antigua compañera, esto está cada vez peor. 

El mundo no se acaba, de momento. El "homo heidelbergensis" Miguelón no podía imaginar que todavía quedaban miles y miles de años. 

Ya ve, Sor Austringiliana, miedos y sueños, en otoño. 

Maria Ángeles Merino Moya



https://www.elcorreodeburgos.com/burgos/251009/238336/burgos-estrena-mural-dedicado-prehistoria-orillas-arlanzon.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%A1neo_n%C3%BAmero_5

viernes, 24 de octubre de 2025

Las croquetas de Galdós.

 

Croquetas

Viene de La arañita campeña, mi otro blog, el que suelo dedicar a cosas de libros, pero este de las croquetas también encaja aquí, como ráfagas de vida.

El comienzo de Montes de Oca, octava novela de la tercera serie de los Episodios Nacionales, tal vez pilló con hambre a don Benito Pérez Galdós y nos conduce, sin mas, a una fonda madrileña decimonónica; pero no una cualquiera sino a la llamada "Fonda Española", de "éxito tan rápido como lisonjero", "por el módico estipendio de doce reales", al alcance de "empleados y militares de mezquino sueldo, de calaveras sin peculio, o de familias que empezaban a gustar la vanidad de comer fuera de casa en días señalados o conmemorativos". 

Estamos en 1840 y pasamos del abrazo de Vergara, militar y traumático, a uno culinario. No nos extraña, sabemos que Galdós era de "buen diente". Comienza destacando algunas reformas, "no baladíes" de los cocineros italianos Perote y Lopresti que regentaban la citada fonda: "el sustituir la lista verbal, recitada por el mozo, con la lista escrita, "la introducción del precio fijo y la regla económica de servir buen número de platos por el módico estipendio de doce reales".

¿Innovadores? No, sino divulgadores de "aquel arte precioso en la vida de los pueblos". Seguimos leyendo y se nos abre el apetito:


¡Las croquetas! Sabemos que entraron en España en la Guerra de la Independencia, con los franceses. Para don Benito, no son "asunto baladí", seguro que le gustaban. Y aquí estoy yo friendo mis croquetas, un gran invento francés, sin duda, crujiente por fuera y blandito por dentro. 

Merece la pena leer y paladear este primer capítulo de Montes de Oca. También, aunque el tema sea militar y no gastronómico. el resto de la novela, dedicada a unos hechos ocurridos en Madrid, Vitoria, Pamplona y otros puntos de la geografía española, entre 1840 y 1841.

¡Ay que se me queman!  No, las croquetas, tengan el relleno que tengan, yo prefiero las de jamón, no son cosa "baladí". 

Ya veis, las croquetas, algo bueno vino con Napoleón. Galdos nos muestra que pueden andar entre la Literatura y entre la Historia.

domingo, 12 de octubre de 2025

Hay un dolor que no duele.



Anestesia

Hay un dolor que no duele.

Hay un silencio que callado grita.

Cuando todo se enlentece y la vida no es más que latidos.

Todo está bien todo es perfecto.

Callado y silencioso.

Un dolor que no duele, un dolor que todo lo aquieta.

Todo está bien todo es perfecto.

Todo es esperar una lágrima que no llega.

Cómo la pena que no es pena.

Y no, nunca pasa nada.

Solo la vida preguntándose: ¿como es la vida?

Agustín Merino (texto y pintura)

jueves, 9 de octubre de 2025

¿Cómo viviremos en 2050? Si vivimos.

 

En el Museo de la Evolución (MEH).

Panda de chavales, en la charla y presentación de libro, del periodista Fernando Jáuregui. El tema era el futuro y nos colocaba en 2050, cuando el conferenciante cumpliría, o no, él piensa que no, cien años. ¿Cómo será nuestra vida? 

Nada que ver con el mundo de ahora, un futuro tan impensable como el visto desde 1950, por Bradbury, el autor de Crónicas marcianas. Y Jáuregui  nos recordaba dos libros clave, unos clásicos ya, anticipatorios de futuros inquietantes Un mundo feliz de de Aldous Huxley y 1984 de Orwell. 

Y tantas cosas que ahora nos parecen normales y ni las imaginábamos en los cincuenta, sesenta, setenta, ochenta... 

El móvil, ay el móvil que llevamos encima todo el día, nos conoce y  manipula sibilinamente. Lo llevaremos dentro, si en nuestro cuerpo serrano.

Leí con interés el de Huxley, cuando era casi como los adolescentes allí presentes, me pareció una pesadilla de ciencia ficción. Creo que, a su edad, me preocupaba el futuro, tal vez solo el futuro más inmediato, la memoria engaña. Distópico, ahora no tanto. 

Les pregunté, son alumnos de un colegio privado religioso, pijillo, y les condujo allí un paciente profesor. No se portaron mal, pero no parecían prestar atención, solo uno se atrevió a coger el micro y preguntar. Se les veía en otro mundo; risitas por lo bajinis, miraditas, aguantar a que esto se acabe. Aunque iban con el uniforme de adolescente, se les notaba la clase social. un poco o un mucho  por arriba. Pensé que tal vez se sentían cubiertos y protegidos, sus padres podrán pagar universidad y demás. Pensé que si fueran de clase social menos favorecida sí les preocuparía el futuro, o tampoco, viven todos en la galaxia adolescente. 

Los asistentes a la charla, los talluditos, escuchábamos serios y en silencio. ¿Futuro? ¿Cambios?

El futuro vendrá y nos sorprenderá a todos los vivientes. Los chavales ya no serán chavales, no sé presenta fácil, chicos, a vosotros tampoco. 

El conocido periodista Fernando Jáuregui presentó su libro El cambio en 100 palabras, son muchas más. Para reflexionar. Leemos, en la página del MEH, la reseña; 

"Este es un libro investigado y escrito pensando en 2050: ¿cómo será nuestra vida a mediados de este siglo? Su autor, un veterano periodista y escritor, dice que en ese año cumplirá los cien. Pero no espera poder soplar el centenar de velitas, entre otras cosas porque no ha seguido los consejos que él mismo recoge aquí para llegar bien hasta los ciento treinta años. Ahora apenas pide tiempo para comprobar si algunos de sus pronósticos -aquí incluidos- se cumplen. Por ese motivo Jáuregui dedica este volumen a las generaciones jóvenes, sobre todo a la «generación zeta de la futura Leonor».

En colaboración con Promecal."

Bueno, sí llego a 1950, noventa y tantos...

Ya ve, Sor Austringiliana, unos chavales, un periodista, un libro y el cambio. 

María Ángeles Merino

https://www.museoevolucionhumana.com/es/calendario

https://www.youtube.com/live/IZ8et49fu9I?si=vu51vXfUwgDe1p5F