Jugar al escondite con la luna.
¿Árboles o piedras?
Y la ciudad, ahí abajo, con su pobre luz.
Luz como la de la luna, pedir la luna.
No vio ningún castor en la subida al cerro.
No son de por aquí.
En el río, una nutria tal vez. Incluso un visión extranjero.
Esto es Burgos. ¿O no?
Ay, luna, luna, que te han pillado.
Y te han pintado.
¿Alguien sabe dónde?
Ya ve, Sor Austringiliana, la luna y las tontunas mañaneras.
María Ángeles Merino Moya sobre una foto de Agustín Merino.


Fotos que proceden de una ensoñación. La noche, sus misterios.
ResponderEliminarUn fotógrafo soñador, sí.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarNace un mar plata redondo del cielo
EliminarAlsalta la colina poblada de cansadas piedras
Custodiado de gigantes oscuros de enrramadas almas
En mis pensares todo es mar
Todo es algodonado cielo
Ondulado bajo los crueles besos de la boca del viento
Hermosas imágenes.
Eliminar¡Ay luna que me marcho,
ResponderEliminaral otro lado del río!
¿Vendrás otra vez mañana,
por tu lado y el mío?
Besos
¿Qué niño no ha jugado con la Luna sabiendo que era suya y solamente suya?
ResponderEliminarSaludos,
J.