lunes, 13 de noviembre de 2023

La felicidad es la clave.




 Un viernes de noviembre salí a pasear y, bajo un endeble paraguas, me venía a la cabeza una canción tontorrona y viejecita: "hoy corté una flor y llovía, llovía, esperando a mi amor, y llovía llovía...". Nada, me refugio en la panadería cafetería de la calle de los Herreros. Compro el pan y me siento con un café y un gesto muy de jubilada: hojear y ojear el Diario de Burgos del establecimiento. 

A ver qué actos culturales tengo hoy, sí, esta del filósofo y pedagogo José Antonio Marina la tenía en mente.  Leo la reseña: "El deseo como clave de la historia".  La educación ha de rondar en torno a los deseos que mueven al ser humano, de acuerdo, me gusta. Iré a escucharlo, por la tarde.

Deseo de bienestar, deseo de saber que no de estudiar, deseo de significarse ante los demás, la felicidad, así es o así debería ser. La verdad, me aportó poco.

 Fui maestra treinta y ocho años, qué me dicen a mí los pedagogos.  La clave, satisfacer deseos que conducen a la felicidad para conseguir la felicidad, qué otra si no. Como Antonio Benaiges, el maestro que prometió el mar a sus alumnos. El derecho del niño a ser niño y ser feliz como niño, para que luego sepa ser un adulto, así lo dejó escrito el maestro catalán y qué mala paga le dieron. El método Freinet, la imprenta, fue una ayuda, la personalidad y riqueza pedagógica del maestro, lo principal. Nos lo contó magistralmente documentado el médico y escritor burgalés José Antonio Abella, en Aquel mar que nunca vimos. También ha sido llevado al cine, se acaba de estrenar la película El maestro que prometió el mar. 





Me entró un poco de sueño, cada vez me acuesto más pronto, será la edad. 

Ya ve, Sor Austringiliana, la pedagogía, un arte mas que una ciencia. Todos mis respetos a José Antonio Marina, con su trabajo inmenso, y a sus seguidores entusiastas. Ay, los maestros, pedagogos del día a día, enfrentados a la dura realidad. Escribir, escribir, para aportar ideas a los humildes docentes. Se me nota que hoy tengo mal día. Perdone usted, señor filósofo y pedagogo. 

María Ángeles Merino, maestra. 


Y la vi.


2 comentarios:

  1. Ser Maestra o Maestro, es algo muy importante y en determinadas ocasiones, no se valora lo que los docentes hacen, porque los resultados no siempre son rápidos y chocan con sociedades cuyos intereses andan por otros derroteros, pero ... "el tiempo se encarga de poner a todas las personas en su lugar", aunque esas personas ya no estén con nosotros.

    Gracias a Jose Antonio Abella por su libro que leí con mucho interés y no me defraudó, en el que parece está sustentada la película que tengo ganas de ir a verla.

    Besos

    ResponderEliminar
  2. El libro, como casi siempre, es mucho más que la película, aún siendo ésta muy buena.
    Ser maestro, en ocasiones, requiere heroicidad.
    Besos

    ResponderEliminar