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jueves, 10 de julio de 2025

Pescador que pesca un pez.


"Pescador que pesca un pez pescador es", pero no vi pez alguno, solo caña y sedal.

Curioseaba desde el puente de San Amaro, era el primer día de calor. 

Me dicen que suele pescar ahí, en medio del agua, en un esfuerzo que no entiendo. Leo que la pesca de truchas en el Arlanzón es a "captura y suelta", "pesca deportiva" o "pesca sin muerte", a saber. Lo del deporte suena bien, lo de "sin muerte" peor. ¡Qué frío en los pies!

¿Y qué rige para otros peces? No lo sé, nunca entendi, eso no era para niñas, en mi infancia de juegos separados. Mi hermano sí jugaba a pescar, con escasas capturas, y a mí me parecía aburridísimo. 

"Mis amigas las truchas" es el titulo de uno de los pocos libros de Miguel Delibes que ni leí ni hice intencion, seguro que tan magistralmente escrito como el resto de su obra. Las truchas no eran amigas suyas, mi apreciado don Miguel, ni de ningún otro pescador. Creo recordar alguna portada con las truchas dibujadas esbozando una sonrisa, tal vez sea un falso recuerdo   

Ahora leo que los cormoranes, unas aves que vinieron del mar y duermen en el humedal de Fuentes Blancas, dan buena cuenta de las truchas y compiten con los de la caña. Animalitos. 

Rodeado de una sinfonía de verdes, en medio de un incomparable dosel, ahí sigue, tan fresquito. No es esfuerzo, seguro que él disfruta. María Ángeles, no sueltes lo de  "hay gustos que merecen palos" sino lo de "para gustos los colores". Hablando de otra cosa, los de la riberas del Arlanzón no son para un adjetivo cualquiera y se miran, con   coquetería, en el agua. 

Busco el quinteto "La trucha" de Schubert, una música que se recrea en los saltos del pez en su lucha por quedarse en su medio. Franz y Miguel construyeron belleza, no se lo vamos a negar a tan buen músico y tan buen escritor. 

Fue el primer día de calor, en junio, después de unos días fríos y lluviosos. Había llegado el verano. 


Ya ve, Sor Austringiliana, desde el puente, solo caña y sedal. Y el hombre de las botas, en medio del río. Los peces no aparecían y hacían bien. 

Escucho la música de Schubert, no sé si el músico austriaco  pescaba mucho en sus "schubertiadas" con los amigotes, pero nos dejó esta belleza. 

María Ángeles Merino




martes, 13 de mayo de 2025

La "playa" de la Merced.

 


Dicen que en Burgos el campo se cuela dentro de la ciudad, el bosque también, añado, frondosa arboleda acompaña al río. Ahí, en la Merced, en los años sesenta pisaba piedras con mis sandalias " cangrejeras" antes de entrar al agua, increíble, bien protegida por un flotador de cámara de Vespa. Cuidado con las corrientes, niña.

Era la playa, había otras río arriba. Poca hierba y reseca, unos pocos árboles junto al pretil. La vegetación de ribera hizo el milagro. Estos días, los árboles meten los pies en remojo. El Arlanzón viene crecido, los recuerdos brotan. Ya asoman los lirios amarillos, aguas limpias dicen.

Nunca nos bañamos en las mismas aguas, dijo un sabio griego. Otro griego insistía en que todo permanece. Los dos tenían razón. 

La estatua del Sagrado Corazón ahí arriba, en la torre, Teología, otra cosa. Sigo andando, tres o cuatro puentes más. Y vuelta. 

Ya ve, Sor Austringiliana, dentro del agua. 

María Ángeles Merino Moya

domingo, 25 de febrero de 2024

"Un vistazo mas o menos curioso a esas orillas lujuriantes..."

 



Hace poco cayó en mis manos el libro Aquel Burgos sombrío donde fuimos felices del escritor burgalés Jesús Carazo y, a pesar de no  coincidir en el tiempo, yo soy del cincuenta y siete y él del cuarenta y cuatro, conozco y reconozco el Burgos de su recorrido sentimental: la ciudad de la catedral gris casi negra, de los omnipresentes habitos y sotanas con sus largas ceremonias, la de los uniformes ya fueran de oficiales,"chorchis" o milicias aéreas, la del tontódromo del Espolón con encuentros chico- chica en un punto del paseo, el cine de los domingos de estreno o pipero como vía de escape, los baños en el río o en la piscina de los militares los privilegiados, las tiendas de "coloniales", los sombríos colegios de frailes para chicos y de monjas para chicas, las chachas de pueblo, la sanidad de la Casa de Socorro, las barracas en San Pedro, los bares de dudosa higiene, la autoridad que estaba en todas partes...

Fuimos felices, siempre existen luces entre las sombras. Jesús Carazo fue feliz en "Aquel Burgos sombrío", la escritura, la lectura y el teatro de aficionados acudieron en su ayuda, junto a las primeras novias. Fue un niño mimado, al parecer, eso también ayuda.

Y ahora, con un Burgos de colores, ¿con qué nos identificamos los burgaleses? Leemos al escritor: 

"Aunque divide en dos partes la ciudad, el Arlanzón es quizá el río que nos une y apostaría que con él nos identificamos los burgaleses tanto o más que con la Catedral, el Espolón o el Paseo de la Isla. No hay día en que no echemos un vistazo más o menos curioso a esas orillas lujuriantes y a ese lánguido y soñoliento caudal. Sin duda, lo sentimos muy nuestro...".

"Nuestro apacible río exhibía en aquella época dos orillas ralas, amarillentas, que sólo adquirían un aspecto agradable cuando la nieve las cubría. Nada que ver con la arbórea exuberancia de los tiempos presentes..."

(Jesús Carazo en Aquel Burgos sombrío donde fuimos felices)

Así es, paisano, el río Arlanzón nos identifica. Y, como a ti, nos gusta más ahora que antes, cuando estaba pelado, amarillento, era de difícil acceso salvo en algunos tramos, e incluso escondía sorpresas vivas y poco gratas. Solo los chavales más ágiles y atrevidos salvaban el elevado pretil, mi hermano y alguno de sus aguerridos amigotes. 
 

Ya ve, Sor Austringiliana, ahora nuestro paseo favorito tiene lugar bajo los árboles y sin perder de vista el río con sus orillas "lujuriantes": un descanso para la vista, la mente, o el alma si queréis. 

Leemos a Jesús Carazo. El siguiente puede ser "La tentación", caed en ella.


María Ángeles Merino

https://www.jesuscarazo.com/images/portada16.jpg

jueves, 16 de marzo de 2023

Paseo con arbolillos y haiku.

 



Esta mañana, salí de casa. Pensaba  andar lo acostumbrado y, al mismo tiempo, disfrutar de los arbolillos que ahora  florecen, humildes, en las riberas del Arlanzón. Son esos que no acierto  a darles nombre: prunos, almendros, perales, manzanos, a saber. Tal vez, hace unos años, un burgalés anónimo comió una fruta mientras paseaba y arrojó la semilla. La tierra, el agua y el sol harían lo demás. 


¿Y si primero me siento a tomar el sol y un café? Los arbolillos pueden esperar. 

¿Y si llamo a mi amiga Luz que estará dando su paseo? 










Y con la llamada, floreció un haiku y  un almendro, en el Paseo de Velilla de San Antonio (Madrid). 

Es primavera.
Los almendros en flor,
así lo anuncian.

(Haiku de Luz del Olmo)


 
Almendro en flor, en Velilla de San Antonio.

Gracias, amiga.

Ya ve, Sor Austringiliana, a dónde llegan estos inventos.

María Ángeles Merino

sábado, 30 de mayo de 2020

Paisajes de dentro (29)




El 2 de mayo de 2020, a las 12:34, escribí el comentario:

Gané el kilómetro al virus, en lo más parecido al campo que tengo cerca de mi casa, el parque de la Quinta y las orillas del Arlanzón. Seguro que las laderas de la sierra te han hecho los honores que un admirador entusiasta como tú merece. Nos esponjamos pisando tierra y maleza, será nuestra memoria genética de seres naturales.

Poco a poco, fase a fase. El odio si callara un poco...


Ya ve usted, Sor Austringiliana, el día a día de la primavera del coronavirus.


domingo, 20 de enero de 2013

¿Por qué bajan tan turbias las aguas?

 
 
 
 
¿Por qué bajan tan turbias las aguas?
 
 

domingo, 22 de enero de 2012

Luz melancólica e invernal.







Ayer, día 21 de enero, salí a dar un paseo al atardecer. Al pasar por una de las pasarelas del Paseo de  la Quinta, el sol, el río Arlanzón, los árboles , el cielo y el MEH me ofrecieron esto que veis. La luz a estas horas, un día de invierno, es así. Me acompañaba el recuerdo...Sor Austringiliana estaba allí.