Los acebos asoman al Paseo de la Isla, lucen los botones rojos y las hojas pinchonas, tan perfectas en su arquitectura, tan remedadas por el burdo plástico y el "brillo brilli".
Los mostradores de los supermercados ya se aburren de tanto rojo y dorado, del turrón y el chocolate, a la espera de hartazgos. "Todo hartazgo es malo, pero el navideño, malísimo", parafraseo al doctor Pedro Recio de Tirteafuera cervantino. Aquí ni perdices, ni latín. Algún Sancho Panza sí.
Recordáis del Quijote, en el capítulo 2,47:
—Esas no comerá el señor gobernador en tanto que yo tuviere vida.
Que todavía estamos en octubre, otoño es lo que toca. Y pisar hojas, con las ramas que desgajó el viento. Ya no me acuerdo qué nombre le pusieron. Al viento quiero decir.
Ya ve, Sor Austringiliana, acebos de verdad y hartazgos navideños por venir.
No, no soy amiga del "Grinch" antinavideño, ése es un amargado.
María Ángeles Merino
Como música de fondo, October de U2.
Pues sí, los acebos y en especial los que se utilizan en las Fiestas Navideñas, que cada vez las van adelantando más y más con sus especiales características, han de ser su bolitas rojas de verdad y no de ese material plástico que sirve para imitarlas.
ResponderEliminarAún falta un mes y ya nos quieren inundar con el consumismo que no para y se va agrandando más y más, a medida que vamos llegando a esas fiestas que llamamos Navidades.
Besos
Ya llevamos un mes de penalidades, luego dicen que en Venezuela.
ResponderEliminarBellos acebos de verdad.
Besos
De Prenavidades, no de "penalidades". Ay, el corrector.
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