martes, 4 de junio de 2024

Soledades con gato y sobrina.









 Ayer visité las soledades de Palacios de Benaver, el pueblo del páramo de Burgos que, a falta de pueblo propio, mi familia ha adoptado como tal. Y el primero que salió a recibirnos fue un gato solitario, le dimos algo de comer, le pusimos agua, y agradeció el detalle, aunque el comedero rojo nos dice que alguien se preocupa de él y ya sabemos que estos gatos de campo se las apañan muy bien, ratones y topillos escondeos.

Aproveché para poner al día la portada de mis blogs: la tapia del monasterio, el ciprés, el trigal y el cerro, lo de siempre pero con gato.

Seres humanos también muy escasos: un hombre regaba el huerto del cura, cercano al río Ruyales, y un grupo hospedado en el convento salía a dar el paseo de después de vísperas. Una voz advertía al de la manguera que "el que no hace na va a regar", hay quién no se aguanta sin dar la opinión. 

El campo estaba bonito, agradecido a la lluvias. Es el tiempo de las amapolas y las rosas alivian la desnudez de la arquivoltas de la portada.

Es 3 de junio, el sol seca el trigo y el viento lo mece. Va a ser buena la cosecha dicen.

Arranca el coche, mira Paola esas nubecitas algodonosas, cada vez hay más molinos,  aerogeneradores, qué trabajo tendría don Quijote. Las cosas de la "aunt", sobrina. 

Ya ve, Sor Austringiliana, bajo su ciprés.

María Ángeles Merino

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