Sin bastón, pero con alas. El bastón llegará, todavía no lo necesito, gracias. Las alas de leer y aprender, espero que me duren más allá del bastón. Un buen libro acompaña en el autobús.
Ya ve, Sor Austringiliana, la mejor compañía.
Érase una viejecita...
María Ángeles Merino

No hay comentarios:
Publicar un comentario