Pas encore. Pasa un cura.
Todavía no, insistía, desesperado, el profesor de francés.
Pas encore. Todavía no.
Pero pasará, remató el alumno.
Perdonadme el viejo chiste. Me venía a la cabeza ayer, en el Paseo de la Audiencia, con calor y preparativos para San Pedro.
Pasaba un cura jovencillo pero a la antigua, con sombrerito y sotana impecable. Brillos de seda.
El domingo vi otro de esa guisa.
Aquí pasa algo. O pasará.
Ya ve, Sir Austringiliana, nuevos curas.
María Ángeles Merino
No hay comentarios:
Publicar un comentario