El sol de la calle Sanz Pastor.
El sol camina hacia el solsticio.
Se despide de la tarde y acaricia los magnolios.
El chico de los pantalones blancos toca un timbre. Cartero comercial. Nada.
Son las 17:20.
Me gusta el sol de la calle Sanz Pastor.
Sor Austringiliana sabe por qué.
Buenas noches, Abejita de la Vega:
ResponderEliminarLa calle de tus primeros paseos en cochecito, como te recuerda tu madre.
Te dejo este precioso escrito de Antonio Machado:
“Estos días azules y este sol de la infancia”
Abrazos.
Reverenda sor:
ResponderEliminarEse sol de la infancia, nunca se olvida porque va creciendo con nosotras. ¿ Habría ya un magnolio?
El sol de mi infancia lo tengo, cómo no, en Pardilla, a la puerta de mi casa en las primeras horas de la mañana, cuando salía a comerme una tostada para desayunar. A veces, me siento en el poyete de la entrada y también me tomo mi primer bocado del día. Este pequeño pecado, no se lo cuente a nadie, se lo digo a su reverencia por la confianza que le tengo.
Un toque, o dos, de tocas, con recato y cuidado en nuestro habitual saludo.
La sor Pardilla
Así es, mi primer sol, el sol de mi infancia, el de la calle Sanz Pastor. Ahora es mi camino al trabajo, quise sacar la foto del sol a punto de esconderse detrás de San Gil y me encontré con la historia del cartero al que no abren.
ResponderEliminarLa veo a la puerta de Pardilla, desayunando,con trenzas y babi. No es un pecado,es una alabanza al señor.
Un toque de dos tocas con recato.
Así es,la calle de mis primeros paseos en esa calle, que por entonces, creo,no tenía magnolios.
ResponderEliminarMe dejas un bello escrito, el mejor: “Estos días azules y este sol de la infancia”. El último escrito de Antonio Machado. Lo encontraron, creo,entre su cosas, en Collioure. No se olvida el sol de infancia.
Un abrazo, Gelu.