Este lunes, antes de entrar en la clase de la universidad de los mayores, me recibió una blanquísima y tupida alfombra de margaritas, alegrías de la primavera.
Pero, un poco más allá, alguien había escrito en la pared un mensaje angustioso, más si era de mano de un joven. Tristezas.
Debajo hay quien se sorprende con caligrafía y estilo distinto.
Me puse a pensar historias. ¿Por qué tanta tristeza?
Te pones a pensar unos segundos y acabas llorando una hora.
¡Ya tie, ya ves!
¿O tiene razón?
Ya ve, Sor Austringiliana, la tristeza en primavera.
María Ángeles Merino
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