viernes, 3 de octubre de 2025

Rosas y que se chinche Ronsard.



 Rosas todavía. ¡Que se chinche Ronsard!

Chínchate, monsieur Pierre. Rosas y en otoño. 

"Puis qu'une telle fleur ne dure

Que du matin jusques au soir !"

Pero la estatua de Cervantes, la del Paseo de la Isla, se me puso de perfil. Y me replicaba: 

-Ande, señora paseante, hágame caso a mí y deje al gabacho y sus rosas que solo duran de la mañana a la tarde. Aquí, en este lugar que me recuerda, no faltan rosales, bien lo sabe usted. ¿Cómo dice usted que se llama ese poeta? "Collige, virgo, rosas", nada nuevo, un tópico del romano Virgilio. 

-¡Y no florecen rosas en el Quijote!

-Florecen, señora mía, en las "mejillas rosas" de Dulcinea. Recuerde que: "sus cabellos son oro, su frente campos elíseos, sus cejas arcos del cielo, sus ojos soles, sus mejillas rosas, sus labios corales, perlas sus dientes, alabastro su cuello, mármol su pecho, marfil sus manos, su blancura nieve...".

-¿Me habla el busto de Cervantes?  No, sino mi cabeza. 

Ya ve, Sor Austringiliana, rosas en octubre. Muestran su belleza mucho tiempo y su vejez es también hermosa. 

¡Que se chinche Ronsard! 

María Ángeles Merino

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