Una llave para los locos, encerrar en su cordura a los llamados cuerdos.
Un otoño sin frutos solo pensares.
Pesares oscuros de sombra y locura,
Ruinas de viejos linajes.
Alguien vocifera a solas con su sordina y su quimera.
Ojos de calentura iluminan un rostro demacrado.
No fue por la trágica amargura.
Es el pecado ajeno de una supuesta locura.
Mirando la miserable idiotez de la cordura.
Que alambrando los soñares
pretende amurallar los cielos.
Agustín Merino en el Jardín Secreto de Oña
Fotos tomadas en Oña del mismo autor.
Ponemos música, "Locomía" podía ser adecuado.
¿Y si los cuerdos estuviésemos locos y los locos en realidad fueran los cuerdos? A veces, la locura y la cordura depende de una línea tan fina que bien se puede confundir.
ResponderEliminarSaludos
¿Quién establece la línea que separa al loco del cuerdo? ¿Es un loco o un cuerdo el que la traza?
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