Agustín Merino
Sor Austringiliana me dice que hay que soñar siempre. Como dicen estos versos:
Soñar hasta el último segundo de nuestra existencia.
Soñar y ser estrella.
Besar al futuro en la boca.
Desear y ser luna.
Soñar y nunca perder las ganas.
Ganas de apurar de un trago el destilado licor del tiempo.
Vivir,
Dime cuánto has soñado.
Te diré cuánto has vivido.
Cuánta magia tus ojos ha derramado,
como sementera de mágica esperanza.
Cuánto de luna blanca te ha bañado.
Cómo de notas las infinitas noches
de respirares has rasgado.
Soñar, besarte en la boca y caminar.
Por las angostas piedras
que jalonan mi río.
Remontar hasta el manantial de plata helada.
Donde cantan las palabras
y sólo las más bellas se tornan melodía.
Vivir.
Al rojo alba, vestirte de boca.
Sedienta de partir el cielo
en dos hemisferios perfectos.
En el mar que navego,
en la luna que me arropa,
en el mar que me acuna.
Vivir.
En la infinita cuna
que se expande
haciéndome noche.
Sentir.
Tantos mares han navegado mis ojos.
Tantas islas orladas de encajes
de olas blancas.
Todos los azules con sus túnicas
me han vestido,
las estrellas tatuaron mi garganta.
Para hacer de mi voz alma.
Boca que vida reclama.
Boca que busca tu boca.
Tu boca de agua.
Tu boca de mar.
Mi boca llama.
(Agustín Merino)
Cuánto de luna blanca te ha bañado.
Cómo de notas las infinitas noches
de respirares has rasgado.
Soñar, besarte en la boca y caminar.
Por las angostas piedras
que jalonan mi río.
Remontar hasta el manantial de plata helada.
Donde cantan las palabras
y sólo las más bellas se tornan melodía.
Vivir.
Al rojo alba, vestirte de boca.
Sedienta de partir el cielo
en dos hemisferios perfectos.
En el mar que navego,
en la luna que me arropa,
en el mar que me acuna.
Vivir.
En la infinita cuna
que se expande
haciéndome noche.
Sentir.
Tantos mares han navegado mis ojos.
Tantas islas orladas de encajes
de olas blancas.
Todos los azules con sus túnicas
me han vestido,
las estrellas tatuaron mi garganta.
Para hacer de mi voz alma.
Boca que vida reclama.
Boca que busca tu boca.
Tu boca de agua.
Tu boca de mar.
Mi boca llama.
(Agustín Merino)
Soñemos, entonces.
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