Por el Paseo de la Audencia, sigo unas huellas palmípedas y me sale al encuentro, en un mural que aprovecha una caja electrica, Josefina Castellví: bióloga, oceanografa y escritora, la primera española que investigó en la Antartida, una "Científica a pie de calle".
La joven artista urbana, Carla G. Cogollos, nos la muestra abrazada a un pingüino. La Universidad de Burgos, en colaboración con otras instituciones, rinde así homenaje a veinte grandes mujeres que dedicaron su vida a la Ciencia, con mayúscula.
Ahora se dice que hay que fomentar en las niñas la vocación de ser científica, que la educación recibida no las lleva por ese camino, que reciben un mensaje sibilino, no escrito, de " eso no es para chicas". En esa línea, es muy antiguo eso de las niñas valen para letras, los niños para cosa de cuentas. Sí, todavía colean esas ideas retrógradas en educación, aunque hayamos dado pasos de giganta.
En mis años de estudiante, además, tanto a niñas como a niños, nos llegaba, si nos llegaba, una idea de la Ciencia solo en su faceta heroica, excepcional, casi de hagiografía: un Ramón y Cajal siempre encorvado sobre el microscopio a la caza de la esquiva neurona o una Marie Curie acarreando toneladas de mineral para unos microgramitos de uranio. Por el otro extremo, existía la caricatura: el profesor chiflado de muy malos pelos y probetas con humo o pizarras kilométricas de fórmulas ininteligibles. Y tampoco caíamos en la cuenta de las letras como objeto científico. Ahora tenemos clara la definición de la RAE:
"Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales con capacidad predictiva y comprobables experimentalmente."
¿Investigación? Palabra misteriosa, ahora menos, ahora conocemos jóvenes de uno y otro sexo investigadores que nos suelen contar sus penurias económicas, triste pero todo de lo más normal, encorvados horas y horas sobre el ordenador lo más habitual. Trabajo, constancia e ilusión.
Vamos con Josefina Castellví, nacida en 1935, la primera española en participar en una expedición internacional de la Antartida, organizando e investigando en la Base Antártica Española, en la isla Livingston. Actualmente, ya jubilada, sigue en activo como escritora, divulgadora y colaboradora en proyectos de desarrollo sostenible.
Un alejado, despoblado y desconocido continente helado, bellísimo dicen, que guarda todavía muchos secretos de nuestro planeta Tierra. Hay todavía mucho trabajo por hacer para hombres y mujeres como Josefina Castellví.
Ya ve, Sor Austringiliana, hasta donde me han llevado las huellas de un pingüino.
Por las calles de Burgos, en cajas eléctricas, podemos encontrar más "científicas a pie de calle", obra de jóvenes artistas burgaleses, alumnos de ESO y BACH. Gracias chicos y chicas. Un excelente proyecto.
Merecido y oportuno recordatorio.
ResponderEliminarLo tuvieron más difícil.
ResponderEliminar