Entramos en el MEH, después de echar una breve mirada a las rosas silvestres, un recuerdo a la flora de la Sierra de Atapuerca.
En la sala, nos recibe, en la pantalla, la imagen de un arriesgado y feliz niño subido a una bici: "Mamá, mamá: Mira sin manos". El niño no existe, es Inteligencia Artificial, qué pena, tan encantador y guapito nos había parecido.
Era el título de la conferencia del pasado miércoles 29 de mayo, en el Museo de la Evolución Humana. Allí tuvimos el privilegio de escuchar a la bióloga Laura Rodríguez, del Área de Antropología Física de la Universidad de León, especialista en extremidades que tuvo en sus manos las manos, hermosa redundancia, de los homínidos que yacieron en la Sima de los Huesos, en Atapuerca.
¿Qué tienen de especial nuestras manos?
La doctora nos explica la evolución de las manos en los monos y en los homínidos, hasta llegar al pulgar oponible, el que nos permite la "pinza". Nos las miramos, las movemos, hay quién hace los "lobitos...
Las manos que nos permitieron ser los más sabios, guiadas por un cerebro que creció a la par. La bicicleta mejor con manos.
Ningún mono fabrica herramientas intencionadamente, manos para lo mejor del ser humano y también para lo peor, así es Sor Austringiliana.
María Ángeles Merino
https://www.youtube.com/live/dYaeR1aY6vc?si=_MDf7RPvpQNj_nnp
El chimpancé busca y elige palos que les resulte útiles para introducir en hormigueros y sacar las hormigas que se come. Claro que luego tira el palo, distinto sería si se lo quedara y no lo olvidara...
ResponderEliminarSaludos,
J.
El chimpancé se olvida del palo, le falta un paso, pero para él es un paso de gigante.
EliminarSaludos J.