La mañana estaba lluviosa, el río crecido y turbio, era un buen momento para completar la visita a la exposición machadiana, en el claustro de mi viejo instituto. El día de la inauguración se me fue el tiempo en pegar la hebra con una antigua profesora del centro, encantada de compartir recuerdos, yo también, me hubiera pasado horas hablando con doña Azucena, recordaba su nombre aunque creo que no me dio clase.
Ayer iba sola, Antonio y Manuel Machado son un pozo inagotable, disfruté de algunos datos y fotos que no conocía, al saco de la memoria van, que se estén quietos, espero.
Sonó un timbre y todo cambió, buscaba a una niña de unos once años, con falda gris...Sí, llevábamos uniforme. Ay, el corazón me dio un vuelco. Los zangolotinos de sudadera negra salían y entraban en las clases. Me había parecido verla. Una niña como la única alumna que tenía Antonio Machado en el instituto de Segovia, de esa edad. Ved la foto, abajo a la derecha, la única chica.
Ya ve, Sor Austringiliana, nunca somos viejos si no perdemos el hambre de aprender. ¿Dónde se ha metido esa niña?
María Ángeles Merino
Esa niña que buscabas, estaba allí muy cerca de ti, porque en realidad, nunca se había ido. Si acaso se escondió un ratito entre la lluvia porque quería jugar contigo.
ResponderEliminarBesos
La muy pilla. Besos.
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