Como gallos de pelea andan los políticos, hace ya tiempo. Siempre hubo crispación, pero ahora se han cruzado líneas.
Mi hermano, Agustín Merino, los pintó así, a los gallos digo, recordando a los de Ignacio del Río; un pintor burgalés al que, no hace tanto, siempre pedían gallos. Tenía mal carácter, dicen, como sus gallos.
Las flores se quedan encima de la mesa. No hay flores en política.
Hoy lo de Feijoo. No, Sor Austringiliana, Fray Benito Jerónimo no, ese era fraile y escritor del XVIII y los manuales nos contaban poco de él, es mala suerte nacer en un siglo didáctico y poco atractivo. Al que tratamos ahora, se ponga como se ponga, no le pongo la tilde; las reglas son las reglas, aunque sean de humilde ortografía. No escribe, que yo sepa, solo los discursos, con ayuda del vecino, como es habitual en los de su oficio.
María Ángeles Merino va y habla de política, a quién se le ocurre.
Agustín Merino pintó unos gallos de pelea, con óleo y rasqueta.
https://es.wikipedia.org/wiki/Benito_Jer%C3%B3nimo_Feijoo
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