El mes de junio era el mes de la tila, la de los tilos junto a mi ventana y la de la taza que combatía mis nervios de estudiante.
Y ahora vuelvo al tilo de Shubert, el músico se refugia en el que sombrea la casa en que nació. Son palabras de un anciano y el pobre Franz murió con poco más de treinta años.
Mis tilos de la avenida llevan acompañándome gran parte de mi vida, aunque no nací en ella. Tal vez, algún día los pensaré como refugio. De momento, sí, es el hogar y la seguridad.
Ya ve, Sor Austringiliana, ya huele, la tila. Voy a la música. Nada que ver con los pitidos infernales de mi flauta dulce cuando estudiaba Magisterio, pero atrapé sus notas principales para siempre.
María Ángeles Merino
El tilo es el árbol romántico por excelencia. Schubert paseaba bajo su sombra.
ResponderEliminarSaludos
Francesc Cornadó
En la sombra romántica nos refugiaremos. Saludos, Francesc. Gracias por tu visita.
Eliminary la madera de tilo, qué hermosura.
ResponderEliminarEn la madera no había pensado, me fijaré Pedro. Hermosura.
EliminarLa tila nos produce relax, supongo que el paseo por los tilos también.
ResponderEliminarNo conocía el tilo de Schubert, pero sí recuerdo ver su estatua en Viena, ¿en un bosque de tilos? Fue hace tanto tiempo, que no lo recuerdo.
Suerte tiene vuestra reverencia de pasearse por esos tilos. La próxima vez que me acerque por esa su ciudad de Burgos, estaré encantada de que me presente a los árboles del relax.
Toque sin tocas
La sor Pardilla
Los árboles del relax son lo mejor de la avenida en que vivo, un poco desangelada. Toque de tocas, Sor Pardilla. Recordamos a Schubert.
ResponderEliminar¡Qué buena combinación! ¡Ay, la música de las hojas de los árboles!
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