Esta tarde, en Palacios de Benaver. El cerro, el trigal, el ciprés, lo de siempre; pero no conocía a unos gatitos que me miraban con curiosidad, con unos ojos preciosos. No sé de quién son o si son de alguien, pero veo que hay quien vela por el bienestar de unos animalillos. El trigo crece y cambia de color. ESta vez he estado allí, no me han enviado la fotografía.
Y no cantaban a Rossini, los gatos digo, una pena:
Ya ve usted, Sor Austringiliana, dos gatos cerquita de su campo y su ciprés.
Duetto buffo di due gatti
María Ángeles Merino
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