Camino a clase

 

Era el camino a la clase de la universidad de los mayores, la última de este curso. 

Daba el sol sobre los alcorques y al doblar la esquina, carambola, el móvil me ofrecía una foto de 1960, en el mismo lugar, junto al edificio de la FAE que fue antaño hotel, escuela de lo que se llamaba entonces "sindicatos" y ambulatorio. 

La niñita de 1960 vive en la que va a clase de la universidad de los mayores. Muy poco queda de ella, apenas algún dudoso flash en la memoria. Una vez se perdió en el Espolón y se vio rodeada de gente extraña... 

 Bueno, Rosa Chacel escribió la autobiografía de sus primeros diez años de vida. La memoria miente un poco, doña Rosa, y también los que te cuentan la suya. Cuidado. 

Seguí mi camino, Sor Austringiliana. Otro día le cuento por qué la universidad de Burgos llegó demasiado tarde para mí. La de los jóvenes. 

María Ángeles Merino

Amapola

 Nadie comprará tu alma mientras sonrojas a los cielos. 

Sola en mitad de los verdes que se agostan.

Rezo de silencio es el canto de tus rojos labios. 

Mientras los mios pronuncian tu nombre en el imposible beso del recuerdo.

Agustín Merino me lo envía, Sor Austringiliana. 

Haikus de Luz del Olmo

 

Haikus circulares pero no coincidentes. La poeta Luz del Olmo presentó su libro en la Casa Vecinal del barrio de Tetuán en Madrid. Aquí podemos escucharla, a ella y a la filóloga y paremióloga Carmen Ugarte. Las dos son muy grandes y son mis amigas.

Sí, Luz, ya me decías que el tiempo es circular pero no coincidente. 

Os animo a viajar a la fuente de los pájaros, al enebro, a la piedra donde él se sentaba... a Pardilla, su pueblo tan querido.

Sor Austringiliana, la conoce. Escuche:

En lejanía

se adivina la luz. 

Tengo esperanza. 

(Luz del Olmo) 

María Ángeles Merino

La fuente y un libro que no era de papel

 

La fuente me llegaba a salpicar, los jardines de Falla me vinieron a la cabeza y traicionaba a los libros de papel. Era la Nela, en cualquier soporte emociona... 

Sor Austringiliana, Galdós andaría de tertulia con Falla, allá arriba. Si hubiera allá arriba o más allá...Qué loca la imaginación. 

María Ángeles Merino esperaba el autobús.

Vida

Un escultor nos animó a tocar. Sus obras se pueden y se deben tocar. 

Puse la mano en lo que sugería un vientre femenino, se titula algo referido a la vida y su defensa. La vida de la mujer también, fray Alfonso Salas, escultor dominico. Estará de acuerdo conmigo... 

Sor Austringiliana, me gustó poco la exposición, me recordaba las figuritas de Lladró. Sí el detalle de animarnos a tocar. 

María Ángeles Merino estuvo ayer en el Monasterio de San Juan, acabó con el pelo lleno de confeti, salían unos novios. Viva la vida, sí. 

  https://www.dominicos.org/evento/exposicion-alfonso-salas-burgos/

Al sol y sin mascarilla

 Al sol y sin mascarilla, las campanas de la catedral volteaban muy cerca y mi sobrina me buscaba el perfil. El tiempo avanza muy lento y muy deprisa a la vez, es el extraño tiempo de la pandemia, Sor Austringiliana. 

María Ángeles Merino

El libro que nadie puede leer

 

Y me dejaron ojear y hojear un libro que nadie puede leer. Y lo hice sobre una esgueva medieval que en su día transportaba las aguas sucias de la ciudad. Las letras poco me podían decir pero los dibujos me llevaban a los personajillos y los extraños frutos de "El Jardín de las Delicias" de El Bosco.

Es el Voynich, un extraño manuscrito del siglo XV que trae de cabeza a los especialistas. 

 Para qué escribirían un libro así, Sor Austringiliana. Ponemos en marcha la imaginación. ¿A quién se le ocurre algo? 

María Ángeles Merino

https://www.siloe.es/facsimiles/codices-enigmaticos-y-misteriosos/manuscrito-voynich/

Y me fui a ver y oler las lilas, esta chica no tendrá otra cosa que hacer.

 

Y me fui a ver y oler las lilas, esta chica no tendrá otra cosa que hacer. Y me puse a leer un poco a Galdós, mientras olía las lilas. Esta chica no tendrá otra cosa que hacer. Mirar flores y mirar libros, qué vida la suya.

Un lugar amable, el jardín del antiguo Hospital Militar de Burgos, ahora jardín universitario. El martes no pude detenerme, un rato del viernes por la tarde, cogí la vez. Las lilas me esperaron, esta chica no tendrá otra cosa que hacer.

¿Qué o que? 

Ya sabe usted, Sor Austringiliana, las cosas que no se cuelgan en los blogs. 

María Ángeles Merino

Un día para colorear, adelante.

 

Me levanto, abro la ventana y el ciclamen me deja un huequecito para espiar la calle. 3 de mayo frío y un poco lluvioso. Un día por colorear, buscar alicientes, los mejores  los de dentro.

Tememos el día en que ya no sea posible pintar el día, Sor Austringiliana. 

María Ángeles Merino

Sabe que oculto entre las verdes hojas suspiro yo.

Sabe que oculto entre las verdes hojas suspiro yo...

A santo de qué acordarse de Bécquer un 2 de mayo lluvioso. Son clichés que se adhieren a la memoria, Sor Austringiliana.

 No hay azules campanillas que mecer ni sospechas de viento murmurador. Sólo la lluvia. 

María Ángeles Merino oculta entre las verdes hojas. 

Ha venido mayo, bienvenido sea...

Calle Aparicio y Ruiz de Burgos. Alcorques qué controlan la polinización. 

Ha venido mayo, bienvenido sea... Para que los danzantes jueguen a la rueda decimos por aquí. Y para que los malos danzantes dejen de jugar a su rueda mortal. Difícil, sí.

Mes de las flores, el "venid y vamos todos" del recuerdo escolar indeleble de los "boomers", también llamados postmodernos. Nosotros, los nacidos en los cincuenta o sesenta del siglo pasado, no el XIX no, el XX.

Mire esos alcorques, Sor Austringiliana.

María Ángeles Merino